Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

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domingo, 1 de febrero de 2015

La tortuga y el murcielago .068

La tortuga y el murciélago vivían juntos y se habían hecho buenos amigos. Pero tenían un problema que les impedía desarrollar su amistad: Mientras que el murciélago salía de noche, la tortuga hacía su vida durante el día.
Un día, la tortuga preguntó: «¿Qué es lo que comes cuando sales de noche?». El murciélago le explicó que cazaba escarabajos y cucarachas, y que también comía algunos frutos. Entonces la tortuga le propuso: «Podríamos intercambiar nuestras comidas, y así sabremos si podemos vivir juntos por más tiempo. Cuando anochezca, acércate a la orilla del mar; allí, yo te daré medusas y algas, y luego iremos a buscar tu comida para que yo también pueda probarla».
Cuando el murciélago salió de casa al anochecer, se dedicó a su caza y olvidó por completo el acuerdo que tenía con la tortuga. Ésta se enfadó muchísimo; tanto, que al día siguiente el murciélago acudió a la cita con una puntualidad asombrosa.
Cuando el murciélago hubo probado las algas y las medusas que la tortuga le había procurado, ésta dijo: «Ahora, me gustaría volar contigo para ir cazando lo que tú comes». El murciélago reflexionó largo rato, hasta que dio con una solución: «Podrías cogerte con la boca a este palo. Yo llamaré a uno de mis compañeros, y cogeremos el palo, uno por cada extremo. Así podrás volar con nosotros. Pero procura no abrir la boca para nada, porque caerías y te matarías».
Así lo hicieron. La tortuga estaba entusiasmada volando como los mismos murciélagos. De pronto apareció un tercer murciélago, y a la tortuga se le ocurrió que podría saludarlo: «Hola, amigo murciélago. ¿No ves cómo estoy volando igual que vosotros?».
Naturalmente, en cuanto abrió la boca se soltó del palo y cayó al vacío, chocando estrepitosamente contra el suelo. Murió al instante, y los murciélagos prosiguieron solos su noche de caza.

Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat


0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 055

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