Un
hombre y una mujer tenían un hijo, a quien cuidaban con cariño y
con mucho esfuerzo. Cuando se hizo mayor, el padre lo llamó para
aconsejarle que se casara. El chico respondió: «Quizá tengas
razón. Pero primero tengo que encontrar un empleo: porque si me caso
y tengo hijos, tendré que mantenerlos». El padre replicó: «Tienes
razón en lo que has dicho. Pero observa que tanto yo como tu madre
ya somos viejos, y si podemos sobrevivir es gracias a la ayuda que tú
nos das. Piensa que, más adelante, también tú vas a necesitar unos
hijos que te ayuden en tu vejez».
De
todas maneras, el chico fue a buscar trabajo. Y encontró a un hombre
rico que necesitaba un ayudante y le dio el trabajo. Y, aunque no
ganaba mucho, lo daba todo a sus padres y vivían con cierta holgura.
Hasta que el padre le recordó que debía buscar una mujer para
casarse, y le respondió: «De acuerdo. Ahora ya tengo un empleo y
puedo casarme. Pero antes quiero conocer bien las costumbres y el
comportamiento de las mujeres, para saber a qué atenerme»i.
Y
sucedió que la mujer del hombre rico se había enamorado de él. Y
lo amaba tanto que, cada vez que el marido le mandaba a casa para
cumplir un encargo, la mujer se acostaba con él. Y, cuando el marido
regresaba, lo escondía debajo de la cama, o en un armario, o en la
cocina.
Entonces
el chico decidió casarse, porque ya sabía a qué atenerse. Buscó a
una mujer, se casó con ella y tuvieron muchos hijos. Y él jamás
mandó a su casa a ningún hombre para que cumpliera ningún recado,
y vigilaba los lugares de la casa donde pudiera haber alguien
escondido: porque había comprendido las costumbres y el
comportamiento de las mujeres. Y, cuando se convirtió en un anciano,
sus hijos cuidaron de él hasta su muerte.
Fuente:
Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1
anonimo (guinea ecuatorial) - 055
i
Un
tono tan precavido da a entender, en boca del héroe, un próximo
episodio de adulterio. Recuérdese el carácter educativo de los
cuentos, de acuerdo con los valores imperantes en cada cultura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario