341. Cuento popular castellano
En un pueblo había un hombre muy bueno que se
llamaba tío Juan. Como precisaba una burra, se fue a la feria a comprarla y
logró comprar una burra en treinta reales. Al volver a su pueblo se tropezó a
un vecino que le dice:
-¡Hola, tío Juan, qué burra más guapa ha
comprao! ¿Cuánto le ha costao?
-Pues treinta reales me costó la burra
-contesta el tío Juan. Más adelante encontró a otro, que le dice:
-¡Oy, tío Juan, qué burra más guapa ha
comprao! ¿Cuánto le ha costao?
-Pues treinta reales me costó la burra -dice.
Y así más adelante se encontró otro y le
preguntó lo mismo, y luego otro, y luego otros dos o tres. Y todos le
preguntaban lo mismo, y a todos les contestaba que la burra le había costao
treinta reales. Conque ya cansao de tanto decir que la burra le había costao
treinta reales, entra en el pueblo, mete la burra en la cuadra y se va
corriendo a la iglesia. Y se metió detrás de San Pedro y empieza a decir:
-¡Que vengan todos! ¡Que vengan todos! ¡Que
vengan todos! Y el sacristán, que le oye, se asusta y dice: -¡No es posible que
San Pedro hable!
Se le quedó mirando al santo y vuelve otra
vez a sentirse:
-¡Que vengan todos! ¡Que vengan todos! ¡Que
vengan todos! Y entonces el sacristán fue a llamar al señor cura:
-¡Venga corriendo, señor cura, que San Pedro
dice que vengan todos!
El cura fue allá corriendo y vuelve a
sentirse:
-¡Que vengan todos! ¡Que vengan todos! ¡Que
vengan todos! Y dice el cura:
-San Pedro milagroso, ¿es que quieres que
vengan todos? Y San Pedro vuelve a decir:
-¡Que vengan todos! ¡Que vengan todos! ¡Que
vengan todos! Entonces echaron las campanas al vuelo, y acudió la gente a ver
qué pasaba y les dijo el señor cura:
-Es necesario que vengan todos, porque así lo
quiere San Pedro; y si no, oírselo a él mismo.
Y otra vez se oyó la voz cavernosa decir:
-¡Que vengan todos! ¡Que vengan todos! ¡Que
vengan todos! Y dijo entonces el señor cura:
-¡Oh, San Pedro, aquí estamos todos! Y otra
vez se vuelve a sentir:
-¡Que vengan todos! ¡Que vengan todos! Y dice
el señor cura: -¡Aquí estamos ya todos! Pero faltaba el pastor, y dijo el cura:
-¡Que deje el ganao en el monte y que venga,
que San Antonio
lo guardará!
Y vuelve otra vez la voz:
-¡Que vengan todos! ¡Que vengan todos! ¡Que
vengan todos! Y entonces salta una vieja y dice:
-¡Señor cura, señor cura, falta la hija del
tío Pedro, que está pa parir!
-¡Pues que la traigan en un colchón entre
cuatro! -dijo el cura.
Y cuando ya estaba allí, sale el tío Juan de
detrás de San Pedro y dice:
-¡Que treinta reales me costó la burra! Y ya
no le fastidiaron más.
Frama
(Potes), Santander. Juan José Orga Díaz.
25
de mayo, 1936. Maestro calzador, 31 años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. anonimo (castilla y leon)
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