402. Cuento popular castellano
Era un gallego que todos los días iba a
cuidar vacas a un prado. Y antes del prado había una ermita. Y el gallego vio
que había un caldero de aceite en la ermita. Y todos los días llevaba una torta
de merienda. Cogió la torta que llevaba y entró y estuvo pringando. Y después
se marchó al prado.
Al día siguiente hizo la misma operación. Y
el ermitaño notó que le robaban el aceite, y dijo:
-Este gallego me tiene que quitar a mí el
aceite.
Y se escondió detrás del Cristo. Conque va a
entrar el gallego y va a pringar en el caldero de aceite. Y el ermitaño, que
estaba detrás del Cristo, al ver que sacaba la torta para pringar, dijo:
-Si pringas, ¡tortas!
-¡Oh, Cristiño! ¡Qué rezongón te has hecho! -dice
el gallego. Ayer no me decías nada, y hoy todo te se vuelve rezongar. Y el
ermitaño repitió:
-Si pringas, ¡tortas!
Dice el gallego:
-Pues ¡pringo!
-Pues ¡tortas!
Y pringó. Se bajó el ermitaño y le estuvo
pegando.
Ya se fue para el pueblo el gallego. Y la
gente le decía:
-¿Por qué no vas a cuidar las vacas al prado?
Y decía el gallego:
-Porque es muy mala herba, y se escagarrucian
las vacas.
Mota
del Marqués, Valladolid. Lorenzo Monje Rodríguez.
30
de abril, 1936. 14 años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. anonimo (castilla y leon)
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