314. Cuento popular castellano
Ésta era una madre que tenía una hija ya
casadera y hasta poco más y ya no sabía qué hacer pa encontrarle marido. Y por
fin se fue a la iglesia a pedirles a todos los santos que le hallaran marido a
su hija. Y cuando estaba rezando en la iglesia, andaba por ai el sacristán
oyéndolo todo.
Y un día fue la madre a pedirle a San
Cristóbal que le hallara marido a la hija. Y el sacristán se interesó y dijo:
-Pues, sacristán, ya te has casao.
Y fue y se metió detrás de San Cristóbal. Y
cuando vino la mujer a pedirle que le hallara marido a su hija, el santo
respondió:
-Conviene casarla con el sacristán. La madre
se puso muy contenta y fue y le dijo a su hija:
-Mira, hija, con el sacristán conviene que te
cases. No le vayas a decir que no, si te habla palabras de casamiento.
Y vino el sacristán y habló con la muchacha,
y al poco tiempo se casaron.
Pero el sacristán resultó un marido muy malo
y todos los días le daba de palos a la mujer. Y entonces la suegra volvió a la
iglesia y le decía al santo de esta manera:
-San Cristobalazos, patazas, manazas, según
tienes la cara así me diste el yerno.
Tudanca,
Santander.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. anonimo (castilla y leon)
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