315. Cuento popular castellano
Era una señora que iba a la iglesia todos los
días a pedir al Santo Cristo que la diera un novio para su hija. Y decía:
-¡Santo Cristico, dame un buen yerno!
Y el sacristán observó que iba la mujer todos
los días y decía:
-Esta mujer, ¿qué vendrá a buscar aquí?
Y se puso detrás del altar del Cristo a
escuchar lo que decía aquella señora. Y ella continuaba:
-¡Santo Cristico, dame un buen yerno! Y
entonces dijo el sacristán:
-Si le quieres aceztar, cásala con el hijo
del sacristán.
Y ella quedó tan satisfecha, creyendo que el
Cristo se lo había dicho. Y el sacristán se lo dijo al hijo, y a los pocos días
la pretendió el muchacho. Como la madre estaba deseando que el hijo del
sacristán pretendiera a su hija, pues inmediatamente se hizo la boda.
Pero el hijo del sacristán salió muy malo.
Era muy holgazán y daba muchas palizas a la hija de la señora. Y volvió la
madre otra vez al altar del Cristo y le decía:
-¡Cristo Cristazo, cara de cuerno! ¡Según
tienes la cara, me distes el yerno!
Mota
del Marqués, Valladolid.
30
de abril, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. anonimo (castilla y leon)
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