382. Cuento popular
castellano
Éstos eran tres gallegos que habían venido a
segar a España. Al terminar la temporada y regresar para su terreno, por no
gastar sus intereses iban comiendo zarzamoras. Y llegaron a un monte y en medio
de él se les hizo de noche. Como estaban muy cansados, determinaron detenersen
y pasar la noche allí. Al pie de un árbol hicieron un poco de lumbre para
albergarsen, y antes de echarsen a dormir se sentaron en el suelo para comersen
un poco de merienda que llevaban.
Mientras estaban comiendo, sintieron gente
por el monte y pensando serían bandidos se levantaron sobresaltados y atropelladamente
trataron de subir los tres al árbol. Se acercan los bandidos al ver la llama,
pues se trataba, en efecto, de una cuadrilla de bandidos, y ven a uno de los
gallegos que no había podido subir al árbol. Y le preguntan qué hace.
-Venemos de segar de España y vamos para
nuestro terreno.
-¿Llevará usted dinero? -le dicen.
-Aquí llevamos un poco para nuestra familia
-contesta el pobre gallego.
Y ya se le quitan y le matan. Ya se retiraban
los bandidos cuando uno de ellos, dirigiendo una mirada al muerto, dice:
-¡Qué sangre más negra tiene este hombre!
Y entonces el que estaba a la mitad del árbol
subido dice:
-¡Ah, es que hemos comido moras!
-¡Ah, que estás ahí! -le dicen los bandidos.
¡Baja, baja! Baja el pobre gallego, le quitan los pocos cuartos que tiene y le matan
a él también. Y entonces dice uno de los bandidos:
-¡Este pobre hombre! Si no habla, ¡no lo
hubiéramos visto y no lo hubiéramos matado!
Y ya el que está arriba en el cimero dice:
-¡Ah, por eso estoy yo aquí callandito!
Le hicieron bajar, le quitaron los pocos
cuartos que tenía y le mataron. Y así murieron los tres gallegos.
Arahuetes,
Segovia. Faustino Blas Ballesteros.
24
de marzo, 1936. 60 años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. anonimo (castilla y leon)
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