Hace muchísimo tiempo, el
búho trabajaba de tintorero. Todos los pájaros acudían a él para hacerse teñir
las plumas. El búho se las teñía de los colores más hermosos, atendiendo a sus
deseos. Todos estaban satisfechos de él, excepto el cuervo, que despreciaba el
arte del búho tintorero p se jactaba siempre del candor inmaculado de sus
plumas. Pero un buen día se cansó de tanta blancura y voló hacia el búho para
decirle:
-Tiñe también mis plumas.
Pero las quiero de un color especial, ningún otro pájaro en el mundo debe
tenerlas igual.
El búho pensó un poco
antes de decidir qué color daría a las plumas del cuervo. Y al final eligió el
negro:
-Ahora tus plumas son de
un color único en el mundo.
Cuando el cuervo se dio
cuenta de que, en realidad, eran comple-tamente negras, como si hubiese entrado
por una chimenea, montó en cólera. Pero ¿qué podía hacer ahora? Desde aquel
día, todos los cuervos salieron vestidos de negro.
Pero no perdonaron nunca
al búho. Cada vez que lo ven, se le echan encima y, si pudiesen, acabarían con
él. Éste es el motivo de que el búho se oculte durante todo el día y vuele en
busca de sus presas sólo de noche, cuando todos los cuervos duermen.
Fuente: Gianni Rodari
040. anonimo (japon)
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