Un día una zorra se
encontró con una cigüeña y le dijo:
-Buenos días, cigüeña.
-Buenos días, zorra. ¿Qué
me cuentas?
-Después de leer varios
libros muy profundos he descubierto que nosotras somos primas -respondió la
zorra-. Es necesario, pues, que nos hagamos visitas y que lleguemos a ser
amigas.
-Estupendo -dijo la
cigüeña-. Comienza tú invitándome a almor-zar.
La zorra invitó a la
cigüeña a almorzar. Preparó sopa de sémola p echó dos cucharones colmados en
un plato.
-Sírvete -dijo a su
huésped-, come todo lo que quieras.
La cigüeña hurgó en el
plato con su largo pico, pero no llegó a comer siquiera un poco de sopa. Y la
zorra se la tomó toda ella sola.
Al día siguiente, la
cigüeña invitó a la zorra a almorzar. Preparó una buena crema de verduras, la
echó en una botella estrecha y larga y le dijo a la zorra:
-Sírvete, come todo lo
que quieras.
La zorra dio vueltas
alrededor de la botella, metió dentro el hocico, pero no llegó a tomar siquiera
una gota de la crema. En cambio la cigüeña, con su largo pico, se la bebió
toda.
Así acabó la amistad
entre la zorra y la cigüeña.
Fuente: Gianni Rodari
062. anonimo (rusia)
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