Dicen que antes, hace
mucho muchísimo tiempo, cuando todavía los hombres no se peleaban y todos eran
muy felices, había una mujer pobre y haragana que tenía como único abrigo para
el invierno una frazada rota.
Por las noches tiritando
de frío decía:
‑Mañana coseré mi
frazada.
Al día siguiente salía
con su cobija y, como le parecía que el sol calentaba bien, pensaba que no era
tan urgente arreglar su prenda y se entregaba al sueño tranquilamente.
Esto sucedía todos los
días, hasta que la frazada se destrozó por completo y su dueña tuvo que ir
durante la noche a buscar abrigo en las cuevas de los animales.
Entonces se convirtió en
iguana y desde ese día anda reptando con la piel toda manchada y rotosa.
Argentina,
Bolivia, Paraguay, Perú, Ecuador.
Fuente: María Luísa Miretti
081. anonimo (sudamerica)
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