Una vez un viejo plantó
una remolacha. La planta creció, creció, creció, y se hizo gigantesca. Un día
el viejo decidió arrancarla. La sostuvo con fuerza y comenzó a tirar pero, por
más que tirase, la planta no salía de la tierra. Entonces el viejito llamó a
su mujer para que lo ayudase. Ella se aferró a los hombros de su marido, éste
se aferró a la planta y juntos tiraron y volvieron a tirar; pero, por más que
tirasen, la planta no salía.
Entonces la viejita llamó
a su nieta. La niña se aferró a la abuela, la abuela se aferró al abuelo, el
abuelo se aferró a la planta, y juntos tiraron y volvieron a tirar; pero, por
más que tirasen, la planta no salía.
Entonces la niña llamó al
perrito. El perrito se aferró al vestido de la niña, la niña se aferró a las
faldas de la abuela, la abuela se aferró a los hombros del abuelo, el abuelo se
aferró a la planta, y juntos tiraron y volvieron a tirar; pero, por más que
tirasen, la planta no salía.
Entonces el perrito llamó
al gatito. El gatito se aferró a la cola del perrito, el perrito al vestido de
la niña, la niña se aferró a las faldas de la abuela, la abuela se aferró a los
hombros del abuelo, el abuelo se aferró a la planta, y juntos tiraron y volvieron
a tirar; pero, por más que tirasen, la planta no salía.
Entonces el gatito llamó
al ratón. El ratón se aferró a la cola del gato, el gato se aferró a la cola
del perro, el perro se aferró al vestido de la niña, la niña se aferró a las
faldas de la abuela, la abuela se aferró a los hombros del abuelo, el abuelo se
aferró a la planta, y juntos tiraron y volvieron a tirar: y, tenéis que creerme,
al final lograron arrancar de la tierra la remolacha gigante.
062. anonimo (rusia)
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