Cerca de la costa se alzaba un
castillo que hasta entonces había estado deshabitado. Un día se abrieron
puertas y balcones y todos supieron que sus dueños habían vuelto.
Y sucedió que uno de los criados
del castillo bajó al pueblo y preguntó si Podría encontrar una sirvienta para
su dueña.
Enterada la hija mayor de la viuda,
fue a ofrecerse a la castellana.
La hermosa dueña del castillo dijo
al verla:
-Me pareces un poco joven, pero me
gusta tu aspecto.
La muchacha se quedó y la señora le
tomó afecto.
Un día, le preguntó por su familia
y ella le explicó que tenía una madre y una hermanita, cuya historia contó.
La señora lanzó un grito, y luego
de serenarse, dijo:
-Esa niña debe ser mi hija.
Navegando en el barco de mi esposo, nos sorprendió una tempestad. Mi marido,
que deseaba salvar el barco, nos puso en un bote a la niña y a mí. Yo la había
envuelto en una tela impermeable y, cuando estábamos cerca de la costa una ola
me la arrebató. Después supe que mi esposo se había ahogado. Dime, ¿llevaba la
niña un dije al cuello?
-Sí, señora. ¿Es éste? Lo llevo yo
por temor a que la niña lo pierda.
La infortunada señora lo reconoció.
Desde entonces, todas vivieron en el castillo y se acabó así la pobreza para la
viuda y su hija.
003. anonimo (españa)
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