Cierto leñador que tenía esposa y
una hija cayó muy enfermo y, como no podía trabajar, se morían de hambre.
Un día que la niña, llamada
Katinka, iba al bosque en busca de leña, se encontró con una viejecita que le
entregó un viejo puchero y le dijo:
-Cuando quieras preparar la comida
no tienes más que decir: "¡Pucherito, cuece!", y tendrás lo que
necesites.
Katinka le dio las gracias y corrió
a su casa para ver si el puchero les daba lo necesario. Dijo la frase
prodigiosa y un apetitoso guiso llenó el recipiente.
Con aquellos exquisitos alimentos,
el leñador empezó a recuperar la salud.
Una mañana llegaron a la cabaña
tres pobres pidiendo comida y Katinka les acogió y utilizó su puchero mágico.
Los pobres contaron lo caritativa
que era aquella niña y todos los días, los mendigos de la comarca, llegaban
hasta la ca baña. La niña repetía sobre el puchero.
"¡Pucherito, cuece!" y
muchos desafortunados solucionaban el problema de su sustento.
Habían pasado algunos años y la
noticia de aquella caritativa muchacha y su extraordinario pucherito llegaron a
palacio.
El príncipe heredero, que estaba
harto de princesas vanidosas, quiso conocer a Katinka. Y como se había
convertido en una hermosa muchacha, la tomó por esposa.
Naturalmente, ella se llevó a sus
padres a palacio, y también el pucherito pues pensó:
-Pobres hay muchos y en todas
partes...
003. anonimo (españa)
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