Hace mucho tiempo, la gallina y el halcón eran
grandes amigos y solían hacerse favores mutuamente. Un día, el halcón se estaba
afeitando con una navaja sin mango y la gallina le dijo:
-Cuando termines, préstame tu navaja de
afeitar.
-Te la prestaré con mucho gusto. Pero no la
pierdas, porque es una navaja sin mango.
El halcón se afeitó, le prestó la navaja a la
gallina y se fue volando. También la gallina se afeitó y les entregó la navaja
a los polluelos recomendándoles:
-Tened mucho cuidado, porque pertenece al
halcón, y no la perdáis porque es una navaja sin mango.
Los polluelos jugaron un rato con la navaja y
después la enterraron en la arena para no perderla. Al anochecer, volvieron la
gallina y el halcón, y éste dijo:
-Devuélveme mi navaja de afeitar.
La gallina les dijo a los polluelos:
-Vamos, devolvedle al halcón su navaja.
-La hemos escondido.
-¿Dónde?
-En la arena.
-Entonces id a buscarla.
Los polluelos excavaron durante un buen rato,
pero no la encontraron. Incluso la gallina escarbó sin encontrar nada. Entonces
el halcón se enfureció y le dijo a la gallina a gritos:
-Te había dicho que no la perdieras. Si mañana
aún no la has encontrado, me la pagarás cara.
Al día siguiente, la gallina comenzó desde el
amanecer a hurgar y escarbar en la arena, pero no hubo forma de encontrar la
navaja. Y entonces llegó el halcón:
-Devuélveme mi navaja de afeitar.
-Querido halcón, no consigo encontrarla. Los
polluelos la escondieron en la arena quién sabe dónde.
-Bien -dijo el halcón, entonces me comeré a
tus polluelos.
Y en el acto cogió a un polluelo y se lo
llevó.
Al día siguiente, volvió a reclamar su navaja,
pero la gallina aún no la había encontrado. El halcón cogió entonces al segundo
polluelo. Al tercer día, ocurrió lo mismo. Desde aquel día, el halcón continúa
robándole los polluelos, y todo por haberle perdido su navaja de afeitar. La
gallina, por su parte, continúa escarbando y hurgando en la arena en busca de
la navaja, pero no llega nunca a encontrarla.
009. anonimo (africa)
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