Cuenta una historia que un jorobado, escuchando a
un predicador, se le hacía difícil creerle sobre la perfección de la obra de
Dios. Un día lo esperó a la salida de la iglesia y le dijo:
-Usted pretende que Dios lo hace todo bien, pero
¡mire cómo me hizo a mí!
El predicador lo examinó un instante y le
contestó:
-Pero, amigo mío, ¿de
qué se queja? ¡Está muy bien hecho para ser jorobado!
120. anonimo (francia)
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