En
el período de terror que constituyen los años 1635-1636, durante el cual
llegaron hordas de bárbaros procedentes de países nórdicos, Saint Nicolas du
Port conoció su hora de desastres. Efectivamente, este período corresponde a la
guerra de los Treinta Años, azote para la región lorenesa, por parte de bandas
de suecos, húngaros, alemanes y croatas que lo pillaban, incendiaban y
saqueaban todo a su paso.
La
mañana el 5 de noviembre de 1635, los habitantes de Saint Nicolas de Port no
tuvieron tiempo de ocultarse en el bosque cuando una numerosa banda de suecos
se dirigía hacia el pueblo. Aterrorizados, los habitantes pensaron en
refugiarse en la iglesia donde, en su opinión, se encontrarían más seguros. A
lo largo de una semana, los asaltantes se movieron a sus anchas por el pueblo,
quemando, saqueando, entregándose a numerosas comilonas y borracheras. Los
infortunados aldeanos ansiaban desesperada-mente el final de su calvario, la
marcha de aquellas hordas inmundas. Muy pronto, no quedó sino ruinas y cenizas
en el pueblo. Sólo la iglesia permanecía en pie en medio de un paisaje
apocalíptico. Los aldeanos verían por fin a la soldadesca bárbara desaparecer.
Pero, desgraciadamente, los criminales suecos prendieron fuego al tejado de la
iglesia. Fuego que, según dicen, podía verse desde Nancy. Luego forzaron la
puerta del templo y degollaron y reventaron a la desdichada población refugiada
en aquel lugar.
En
el altar de santa Bárbara, el benedictino Dom Moye acababa de celebrar misa.
Cuando se percató de la situación, corrió a refugiarse detrás del ancho pilar
de la Torre de
San Pedro. De inmediato, un sueco alto lo vio y corrió hacia él con intención
de matarlo. En ese instante, el pilar se abrió y volvió a cerrarse con el monje
dentro. Estupefacto, el soldado golpeó insistentemente el pilar, intentando
destruirlo. Pero no lo logró.
En
la actualidad, el pilar de la iglesia de Saint Nicolas du Port sigue
conteniendo al desgraciado monje. Cuando se acerca el oído a la piedra, se
escucha el lamento que el pilar parecer exhalar. Y cuando graves amenazas pesan
sobre Lorena, el pilar rezuma abundantemente: dicen entonces que llora. Poco
antes de las guerras de 1870 y 1914, pudieron verse grandes gotas deslizarse a
lo largo de la piedra...
Traducción : Esperanza Cobos Castro
120. anonimo (francia)
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