64. Anónimo
Erase un cuervo que se tenía por más que sus hermanos.
‑¡Yo llegaré muy lejos! ‑les decía siempre.
Un día, vio un grupo de faisanes tan bonitos con sus plumas de muchos
colores y quiso parecerse a ellos. Fue recogiendo las plumas que se les caían y
se las puso sobre las suyas para parecer un faisán más.
Una vez disfrazado, se acercó a la manada de faisanes.
‑¡Hola, amigos! ‑graznó con su voz inconfundible.
Pero los faisanes se dieron cuenta, le arrancaron las plumas falsas y le
echaron a picotazos de allí.
Solo y triste, volvió junto a sus antiguos compañeros los cuervos, pero
éstos le dijeron:
‑¡Vete de nuestro lado, mal cuervo! ¿No decías que llegarías más alto que
ninguno? ¡Ya no te queremos, pues tú te has sentido avergonzado de ser como
nosotros!
El cuervo se marchó solo, y pensó que había hecho muy mal; también su
plumaje era brillante, aunque negro. Desde aquel día perdió su orgullo y fue un
buen cuervo. Tanto, que sus compañeros volvieron a quererle.
999. anonimo
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