Una cabrita recibió como
regalo de su amo un cascabel de plata. El precioso cascabel relucía y
tintineaba que era un primor. La cabrita iba de un lado al otro para hacerse
ver. Corría, saltaba, sacudía la cabeza para que tintineara el cascabel. Llegó
al bosque y se encontró frente a un seto de espinos. La cabrita intentó pasar
al otro lado, pero el cascabel se trabó en un espino y allí quedó enganchado.
Entonces la cabra le suplicó al seto:
-Espino, no seas cruel,
devuélveme el cascabel.
El seto respondió:
-Fuiste tú quien lo dejó
enganchado. Quitarlo corre por tu cuenta.
-Feo, antipático, me las
pagarás -dijo la cabra y acudió a pedirle auxilio a una vieja sierra. Sierra,
querida sierra, ayúdame tú. El seto se ha quedado con mi cascabel y no me lo
quiere dar. Ven y córtalo.
-Ay, cabrita, soy muy
vieja yya no tengo dientes. No puedo cortar el seto.
-Fea, antipática, me las
pagarás -chilló la cabrita y fue en busca del fuego. Fuego, fueguito, ayúdame
tú. El seto se ha quedado con mi cascabel y no me lo quiere dar. He acudido a
la vieja sierra y le he pedido que le dé un corte al seto, pero no lo quiere
cortar, dice que ya no tiene dientes. ¡Ven y quema la sierra!
-¿Por qué habría de
quemarla? Es verdad que qa no tiene dientes. No la quemaré, ni lo pienses.
-Feo, antipático, me las
pagarás -se enojó la cabrita y fue a hablar con el agua. Agua, agüita querida,
ayúdame tú. El seto se ha quedado con mi cascabel y no me lo quiere dar. He
acudido a la vieja sierra y le he pedido que le dé un corte al seto, pero no
lo quiere cortar, dice que ya no tiene dientes. He ido a ver al fuego y le he
rogado que queme la sierra, pero no la quiere quemar, dice que la sierra tiene
razón. ¡Hazme el favor, apaga el fuego!
-¿Por qué habría de
apagarlo si se niega a quemar a la pobre sierra! Hace bien en no quemarla y yo
no lo apagaré.
-Fea, antipática, me las
pagarás -chilló la cabrita y fue a hablar con unos bueyes. Bueyes, queridos
bueyes, ayudadme vosotros. El seto se ha quedado con mi cascabel y no me lo
quiere dar. He acudido a la vieja sierra y le he pedido que le dé un corte al
seto, pero no lo quiere cortar, dice que ya no tiene dientes. He ido a ver al
fuego y le he rogado que queme la sierra, pero no la quiere quemar, dice que la
sierra tiene razón. He acudido al agua y le he rogado que apague el fuego, pero
no lo quiere apagar, dice que el fuego ha hecho bien. ¡Bebed esa agua, amigos!
-El agua tiene razón
-respondieron los bueyes. No la beberemos.
-Feos, antipáticos, me
las pagaréis -chilló la cabrita y fue en busca del lobo. Lobo, querido lobito,
ayúdame tú. El seto se ha quedado con mi cascabel y no me lo quiere dar. He
acudido a la vieja sierra y le he pedido que le dé un corte al seto, pero no lo
quiere cortar, dice que ya no tiene dientes. He ido a ver al fuego y le he
rogado que queme la sierra, pero no la quiere quemar, dice que la sierra tiene
razón. He acudido al agua y le he rogado que apague el fuego, pero no lo quiere
apagar, dice que el fuego ha hecho bien. He hablado con los bueyes y les he
pedido que beban el agua pero no la quieren beber, dicen que el agua tiene
razón. ¡Cómete a esos bueyes, lobo!
-No tengo la menor
intención, no tengo hambre -respondió el lobo. Y además no quiero meterme con
los bueyes porque son capaces de atravesarme con sus cuernos. Vete, si no te comeré
a ti.
-Feo, antipático, me las
pagarás -gritó la cabra y fue a hablar con la escopeta. Escopeta, escopetita,
agúdame tú. El seto se ha quedado con mi cascabel y no me lo quiere dar. He
acudido a la vieja sierra y le he pedido que le dé un corte al seto, pero no
lo quiere cortar, dice que Ija no tiene dientes. He ido a ver al fuego y le he
rogado que queme la sierra, pero no la quiere quemar, dice que la sierra tiene
razón. He acudido al agua y le he rogado que apague el fuego, pero no lo quiere
apagar, dice que el fuego ha hecho bien. He hablado con los bueyes y les he
pedido que beban el agua pero no la quieren beber, dicen que el agua tiene
razón. Después le he rogado al lobo que se coma a los bueyes pero me ha dicho:
vete ya o te como a ti. ¡Mata a ese lobo, escopeta!
-No puedo -respondió la
escopeta. No estoy cargada.
-Fea, antipática, me las
pagarás -chilló la cabrita y acudió a los ratones. Ratones, queridos ratoncitos,
ayudadme vosotros. El seto se ha quedado con mi cascabel y no me lo quiere dar.
He acudido a la vieja sierra y le he pedido que le dé un corte al seto, pero no
lo quiere cortar, dice que ya no tiene dientes. He ido a ver al fuego y le he
rogado que queme la sierra, pero no la quiere quemar, dice que la sierra tiene
razón. He acudido al agua y le he rogado que apague el fuego, pero no lo quiere
apagar, dice que el fuego ha hecho bien. He hablado con los bueyes y les he
pedido que beban el agua pero no la quieren beber, dicen que el agua tiene
razón. Después le he rogado al lobo que se coma a los bueyes pero me ha dicho:
vete ya o te como a ti. He ido a hablar con la escopeta y le he pedido que mate
al lobo, pero ella no quiere, dice que no está cargada. ¡Ratones, roed la
escopeta!
-No la roeremos en absoluto
-respondieron los ratones. La escopeta es de hierro y se nos romperían los
dientes.
-Feos, antipáticos, me
las pagaréis -gritó la cabrita y fue a ver al gato. Gato, querido gatito,
ayúdame tú. El seto se ha quedado con mi cascabel y no me lo quiere dar. He
acudido a la vieja sierra y le he pedido que le dé un corte al seto, pero no lo
quiere cortar, dice que ya no tiene dientes. He ido a ver al fuego y le he
rogado que queme la sierra, pero no la quiere quemar, dice que la sierra tiene
razón. He acudido al agua y le he rogado que apague el fuego, pero no lo quiere
apagar, dice que el fuego ha hecho bien. He hablado con los bueyes y les he
pedido que beban el agua pero no la quieren beber, dicen que el agua tiene
razón. Después le he rogado al lobo que se coma a los bueyes pero me ha dicho:
vete ya o te como a ti. He ido a hablar con la escopeta y le he pedido que mate
al lobo, pero ella no quiere, dice que no está cargada. Entonces les he rogado
a los ratones que roan la escopeta, pero no quieren hacerlo porque tienen miedo
de que se les rompan los dientes. ¡Gato, caza a todos esos ratones!
-No, no los cazaré -respondió
el gato. Por ti no moveré ni la cola. ¿Cuántas veces has querido hacerme daño
con tus cuernos? Arréglatelas sola.
-Feo, antipático, me las
pagarás -chilló la cabrita y fue a ver al campesino. Campesino, sé bueno,
ayúdame tú. El seto se ha quedado con mi cascabel y no me lo quiere dar. He
acudido a la vieja sierra y le he pedido que le dé un corte al seto, pero no lo
quiere cortar, dice que ya no tiene dientes. He ido a ver al fuego y le he
rogado que queme la sierra, pero no la quiere quemar, dice que la sierra tiene
razón. He acudido al agua y le he rogado que apague el fuego, pero no lo quiere
apagar, dice que el fuego ha hecho bien. He hablado con los bueyes y les he
pedido que beban el agua pero no la quieren beber, dicen que el agua tiene
razón. Después le he rogado al lobo que se coma a los bueyes pero me ha dicho:
vete ya o te como a ti. He ido a hablar con la escopeta y le he pedido que mate
al lobo, pero ella no quiere, dice que no está cargada. Entonces les he rogado
a los ratones que roan la escopeta, pero no quieren hacerlo porque tienen miedo
de que se les rompan los dientes. Y cuando he hablado con el gato y le he
pedido que cace a los ratones, me ha dicho que no quiere mover ni la cola para
ayudarme, dice que he intentado un montón de veces hacerle daño con los
cuernos. ¡Ven, por favor, dale una paliza al gato!
Pero el campesino se rió:
-Tontorrona, ¿por qué le
iba a dar una paliza al gato? Vamos, yo recuperaré el cascabel de plata.
Así lo hizo. Recogió el
cascabel, pensó un momento q finalmente le dijo a la cabra:
-La culpa es toda tuya.
Nadie te ha hecho daño, pero tú quieres hacerles daño a todos. En castigo ya
no te daré el cascabel.
Y, en efecto, no se lo
dio. La cabra, con mucha rabia, se fue al prado, saltó, sacudió la cabeza, pero
ya no hubo tintineos. El campesino había colgado el cascabel de un clavo en el
establo.
126. anonimo (rumania)
No hay comentarios:
Publicar un comentario