Andaba Juan por el mundo preguntando a la gente qué era el miedo, pues él
lo desconocía y quería saberlo. Todos se rieron de él, hasta que llegó a un
Reino cuyo Rey le dijo:
‑Mi hija está prisionera en un castillo, y la salvará el que pase en él una
noche. Nadie lo ha conseguido, tienen demasiado miedo. Si, tú lo logras, te
casaré con ella.
Juan fue al castillo y se instaló en él, dispuesto a pasar miedo. Pero no
fue así; primero aparecieron tres esqueletos, y Juan les desmontó para jugar a
los bolos con ellos. Luego entraron en la sala diez gatos furiosos que daban
pavor, pero Juan se puso a ladrar, y los espantó a todos. Y por fin llegó un
gigante barbudo para matar a Juan, pero el chico le pilló la barba entre un yunque
y un hacha, y allí estuvo rabiando el gigante toda la noche...
Por la mañana, Juan salió del Castillo tan fresco, y dijo:
‑No he pasado miedo, pero no me han dejado pegar un ojo...
El Rey se apresuró a casarle con su hija, que había sido desencantada, a la
vez que todo el Castillo.
¡Y fueron felices, y comieron perdices, y nos dieron con el plato en las
narices!
999. Anonimo,
No hay comentarios:
Publicar un comentario