En medio de la extensa planicie de
la estepa rusa, vivía un matrimonio de campesinos con su hijo, llamado Gore, el
cual crecía sin recibir instrucción. Los padres, que le tenían por un inútil,
decidieron que viviera solo, en una choza del bosque, creyendo que eso le haría
ingenioso. Y para que pudiera defenderse, le entregaron un rocín, un gallo y
cinco gallinas.
Lo cierto es que el pequeño Gore se
fue tan contento, pues conocía el lenguaje de los animales y eso le divertía
mucho.
Muy pronto, una raposa visitó su
choza, con idea de robarle, y aprovechando que Gore había ido a dar una vuelta
por los alrededores, se llevó una gallina.
-¡Vaya! -exclamó Gore al regresar y
descubrir el robo. Seguro que se la ha llevado un buitre.
Al día siguiente, Gore fue a dar
una vuelta y tropezó con la raposa. Ambos se saludaron cortésmente y siguieron
su camino. El astuto animal aprovechó para robarle otra gallina.
Al regresar a su cabaña y notar la
falta de una segunda gallina, Gore pensó que el ladrón bien podría ser la
raposa.
999. Anonimo,
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