4. Cuento popular
Éstos eran un rey y una
reina que tenían una sola hija, llamada Rosa Verde, y le leyeron el sino y le
dijeron que a los dieciocho años tenía que ser una mujer mundana. Y los padres
discurrieron a ver qué harían pa quitarle esa idea. Y discurrieron hacer un
castillo en el monte y llevarla a ella con una ama que tenía una niña pequeña.
Bueno, conque hicieron el
castillo y llevaron allí a la hija, aue estaba todavía niña, y ala ama con su
niña. Y allí les llevaron víveres y ropa y de todo pa dieciocho años.
Mientras la niña fué
pequeña, nada le llamaba la atención, pero al tener los dieciocho años, decía:
-Pero, ¿que no habrá más
mundo que esto, metidos aquí en este castillo?
Y un día fué y se asomó a
los balcones del castillo y divisó una chocita y vió que de ella salían cuatro
ladrones. Y empezó a contar y vió que eran cuatro y dijo:
-Mañana voy a ver qué es
aquello.
Y otro día se salió del
castillo y se dirigió a la choza, y a la puerta encontró al hijo del capitán. Y
sin decir nada, entró y le tiró al niño toda la comida que preparaba para los
ladrones y le desbarató toda la cama, y se marchó para su castillo.
Y al llegar al castillo,
le dijo a la niña del ama:
-He ido a aquella choza
que ves allá y me he encontrado con el niño que preparaba la comida y se la he
tirao toda y le he desbaratao la cama. Mañana bien tempranito vamos otra vez.
Como le digas algo a tu madre, te mato.
Y por la mañana temprano
se marcharon las dos. Y ese día se había quedao allí uno de los ladrones pa
esperar a la joven que había venido el día antes a tirarle la comida al niño y
a desbaratarle la cama. Y luego que llegaron, el ladrón en seguida las recibió muy
contento y quería gozar de ellas. Y Rosa Verde le dijo:
-Bueno, pero primero a
poner la mesa y a comer.
Y mientras el ladrón
ponía la mesa, ellas se salieron por un boquete que había en la choza y se
marcharon pal castillo. Y llegaron los ladrones a la choza y le preguntaron al
que se había quedao por la joven. Y él les contó como ella le había engañao y
se había marchao. Y el capitán le dijo:
-¡Ay, qué tonto! Ya verás
como mañana me quedo yo y a mí no me se escapa.
Y otro día se quedó el
capitán de los ladrones pa ver si venía la joven. Y llegó ella otra vez al
castillo. Y el capitán la recibió muy contento y quería gozar de ella. Pero
ella le dijo:
-Bueno, pero primero.
quiero llevarte al castillo. Irás conmigo al castillo onde vivo.
Y el capitán se fué con
ella. Y se marcharon pal castillo, y al llegar, la joven le dijo:
-Por este lienzo que hay
subo yo y luego subes tú.
Y subió ella primero. Y
luego empezó él a subir y a la mediación del lienzo, cortó ella y le dejó caer
y se dió un buen golpazo. Y así estropeao y adolorido se fué pa su choza
jurando venganza. Y cuando llegó estaba tan estropeao que se metió en la cama.
Y cuando la joven oyó
decir que estaba malo en la cama, se vistió de médico y fué a curarle. Y llegó y
le dijeron que entrara. Y entró a ver al enfermo y le dió una buena paliza. Y
al marcharse, le dijo:
-Yo soy Rosa Verde, pa
que se acuerde.
Y a los cuantos días,
dijo la joven:
-Bueno, ya ahora el
capitán de los ladrones debe tener barba.
Y se vistió de barbero y
pasó por la choza. Y el niño del capitán la llamó pa que afeitara al capitán. Y
entró ella y le hizo muchas heridas en la cara y le dejó muy estropeao. Y se
marchó otra vez y al marcharse, le dijo:
-Yo soy Rosa Verde, pa
que se acuerde.
Bueno, pues ya vinieron
sus padres por ella y se la llevaron al palacio. Y de contentos que estaban todos,
el rey le dijo que escogiera lo más imposible que quisiera, lo que se le
antojara, que él se lo concedería. Y ella entonces le dijo que les perdonara a
los ladrones. Y el rey su padre le dijo que que todo menos eso.
Y a los pocos días fué el
capitán de los ladrones a pedir la mano de la princesa, porque ya sabía que
ella era la que tanto mal le había hecho y quería casarse con ella pa matarla.
Y los padres se la dieron en matrimonio. Y ella comprendía las intenciones del
capitán, y el día de la boda mandó hacer una muñeca de dulce de la misma figura
que ella. Y se casaron.
Y por la noche ella fué
primero a acostarse y metió en la cama la muñeca de dulce con una cuerdecita pa
que dijera sí y no con la cabeza. Y ella se metió debajo de la cama.
Bueno, pues que poco
después vino el novio a acostarse pa matar a la novia y vengarse. Y llegó y se
acercó a la cama y le dijo a la muñeca:
-¿Te acuerdas, Rosa
Verde, de cuando le hiciste aquel destrozo a mi niño en la choza?
Y ella con la cabeza
decía que sí.
Y entonces le dijo:
-¿Te acuerdas, Rosa
Verde, del día que me llevaste al castillo y me cortaste el lienzo y casi me
mataste?
Y otra vez respondió ella
con la cabeza que sí.
Y luego dijo:
-¿Te acuerdas, Rose
Verde, de cuando fuiste de médico a la choza y me diste una paliza en la cama?
Y con la cabeza decía
ella que sí.
Y entonces dijo:
-¿Te acuerdas, Rosa
Verde, de cuando fuiste de barbero a la choza y me hiciste heridas en la cara?
Y ella otra vez decía que
sí con la cabeza.
Y entonces le dijo:
-Bueno, pues ahora te voy
a matar y pagarás por todo el mal que me has hecho.
Y sacó un puñal y le tiró
al lao del corazón. Y la muñeca se partió y le cayó al ladrón en la boca un
pedazo de dulce, y dijo:
-¡Ay, Rosa Verde de mi
vida, qué muerte tan dulce ha tenido! Si yo hubiera sabido que ibas a tener una
muerte tan dulce, no te mato. Perdóname.
Y entonces salió ella de
debajo de la cama y se abrazaron.
Y vivieron toda la vida
muy felices y comieron muchas perdices. Y a mí no me dieron porque no quisieron.
Fuente:
Aurelio M Espinosa
003. España
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