8. Cuento popular
En Soria había un
zapatero que el mayor remiendo que echaba era de dos cuartos, de manera que
todo lo que ganaba eran diez cuartos, o sea ocho perras al día.
Un día estaba mucho
cansao y todo lleno de betún, y ande tenía el betún cayeron mil moscas. Y dió
el zapatero un fuerte manotazo y mató ocho moscas y espantó siete. Y en seguida
cogió un papel y escribió este rótulo: «Don Juan Chiruguete Mata Ocho y Espanta
Siete y el Golpe no muy Seguro». Y dijo entonces:
-Pues aura sí que me hago
la vida.
Y cogió el rótulo y se lo
puso en frente del sombrero y salió camino alante.
Y ya por la tarde llegó
al palacio de un rey, y al verle con el rótulo que decía «Don Juan Chiruguete
Mata Ocho y Espanta Siete y el Golpe no muy Seguro», todas las gentes se
almiraban y decían:
-¡Diablo! ¡A éste sí que
hay que temerle! Y el golpe no muy seguro. ¡Díablo!
Y todos se amontonaban a
mirarlo y a leer el rótulo.
Y ya supo el rey del
rótulo que traía y le mandó llamar. Y fué el pobre zapatero al palacio y le
dijeron que subiera a hablar con Su Real Majestá. Y él subía las escaleras del
palacio con el letrero en su sombrero y decía pa que todos le oyeran:
-Yo soy Don Juan
Chiruguete Mata Ocho y Espanta Siete y el Golpe no muy Seguro.
Y todos en el palacio
mucho almiraos.
Conque llega a la
presencia del rey y le pregunta el rey:
-¿Es cierto que usté mata
ocho y espanta siete de un golpe no muy seguro?
-Su Real Majestá, es
cierto.
-¿Y se atrevería usté a
matar un gigante que tiene cerca un palacio y que nos hace guerra desde hace
unos años?
-Su Real Majestá, yo me
atrevo a matarlo.
Y ya el rey le dijo que
había cerca del reino un gigante terrible que acababa con toda la vecindá y no le
podían matar. Y le dijo que si él le mataba se casaba con su hija, la princesa.
Y el zapatero dijo que sí, que él se atrevía a matar al gigante. Y entonces le preguntó
el rey que si qué le hacía falta, y el zapatero dijo:
-Por aura, comer bien.
Y le dieron de comer y
después de comer, le dijo el rey:
-Y aura, ¿qué le hace
falta?
-Diez reales.
Y le dieron los diez
reales. Y entonces le dijo el rey:
-¿Qué le hace falta aura?
-Na más, que aura me voy
a matar al gigante.
Entonces le dijo el rey:
-Pero, Don Juan
Chiruguete, ¿cómo va usté a matar al gigante sin armas?
Y Don Juan le contestó,
un poco enfadao:
-¡Basta que yo lo diga!
Y ya el rey le dijo
-Bueno, Don Juan; que
tenga usté suerte y que no le mate el gigante.
Y ya se despidió Don Juan
Chiruguete del rey y de todos y se fué pal pueblo. Y con el real se compró una
peseta de cordel, y con lo demás un pájaro, un güevo y un morral. Y se fué ande
vivía el gigante. Y cuando le vido venir, el gigante le gritó:
-¡Hombre valiente cree
que es éste! Si a este lugar nadie se ha atrevido a llegar.
Y cuando ya se acercó, le
vido el letrero y se echó a reír y dijo:
-¿Conque mata usté ocho y
espanta siete de un golpe, ¿eh? ¡Vaya una gracia la de usté!
Y Don Juan Chiruguete le
dijo:
-Yo soy don Juan
Chiruguete, Mata Ocho y Espanta Siete y el Golpe no muy Seguro.
Y el gigante tavía se
reía y le dijo:
-Ganas tiene usté de
bromas, amiguito, que a usté me lo trago yo de un bocao.
Y Don Juan Chiruguete le
dijo entonces:
-Si tan valiente cree
usté que es, yo le desafío a lo que usted quiera.
Acetó el gigante y le
dijo Don Juan:
-¿A qué vamos primero?
-Al que tire una piedra
más lejos.
-Güeno - le dijo Don Juan
Chiruguete.
Y ya fueron a ver quién tiraba
más lejos la piedra. Y tiró el gigante primero. Y cuando el gigante estaba
mirando su piedra pa ver ande caía, soltó Don Juan el pájaro que había comprao
y que traía escondido. Y el gigante dijo:
-¿Ve usté ande cayó mi
piedra?
-Sí, sí, lo veo -le dijo
Don Juan. Y fíjese usté ande va tavía la que yo tiré.
Y vido el gigante el
pájaro que volaba tavía mucho lejos y dijo:
-¡Diablo, que usté me ha
ganao!
Y entonces le dijo Don
Juan:
-Si no está usted
convencido, vamos a otra apuesta.
Y el gigante le dijo:
-Güeno, pues aura vamos a
ver quién saca más agua de una piedra.
-Güeno, güeno -le dijo
Don Juan.
Y fueron a ver quién
sacaba más agua de una piedra. Y cogió el gigante una piedra y la hizo pedazos
apretándola. Y Don Juan Chiruguete ya estaba apretando el güevo, y como salía
más agua del güevo, dijo el gigante, almirao:
-¡Diablo, que me ha ganao
otra vez!
Y Don Juan Chiruguete le
dijo al gigante:
-Si tavía no está usté
convencido de que a todo le gano, vamos a otra cosa.
Y el gigante le dijo:
-Pues aura vamos al que
coma más gachas.
Y fueron al que comiera
más gachas. El gigante hizo un caldero de gachas y se pusieron a comer. Y el
gigante comía una, barbaridá. Pero Don Juan se hacía el que comía y echaba las
gachas en el morral que se había atao al cuello. Y ya el gigante se hartó y
dijo:
-Güeno, Don Juan, ya yo
no como más. Y usté, ¿qué tal está ya de gachas?
-Cállese, hombre, que yo
apenas voy escomezando a comer.
Y con las dos manos se
hacía que comía gachas, y echar y echar en el morral. Y ya el gigante le dijo
por fin:
-¡Ya, ya, hombre del
diablo! Ya me ha ganao otra vez. Aura vamos a la última. Vamos aura a correr,
que a eso sí no me gana usté.
Y fueron a ver quién
corría más. Y le dijo Don Juan al gigante:
-Pero, mire usté, que en
mi tierra el más grande siempre le da al más pequeño hasta que le pierde de
vista dee ventaja.
Y el gigante respondió
que estaba güeno, que le darla esa ventaja, que de todos modos le iba a ganar
la carrera. Y salieron a una llanura mucho larga y mucho grande y salió Don
Juan primero. Y cuando ya le perdió de vista, el gigante partió también. Y por
mucho que corría, no le alcanzaba. Y ya Don Juan vido venir al gigante y
escomenzó a tirar gachas por todo el camino de su morral. Y se alcontró el
gigante a unos arrieros que venían por el camino y les gritó:
-¿No me han visto venir
corriendo por aquí a un hombre?
Y ellos le respondieron:
-Sí, sí, por ai iba
corriendo y iba echando gachas y demonios por todo el camino, y corría como mil
demonios.
Y salió el gigante
corriendo con más fuerzas. Y ya llegó ande se vían las gachas que Don Juan iba
tirando por el camino y se detuvo a verlas un momento y dijo:
-Aquél se ha estripao por
quitarse el peso y correr más.
Y cogió una infanje y se
abrió la panza pa echar fuera las gachas que se había comido. Y con eso se mató
y cayó en tierra, que cogía la mitá del camino de largo.
Y ya Don Juan perdió de
vista al gigante otra vez y dijo:
-El gigante se ha vuelto
de miedo.
Y vuelve y lo ve y dice:
-Pero, y ¿quién habrá
tirao ese pino en el camino?
Y ya se acerca y ve que
es el gigante muerto. Y se marcha en seguida ande el rey y llega y le dice:
-Preparar un carro y dos
mulas pa que vayan por él, que ya está muerto.
Y el rey le pregunta:
-Pero, ¿es cierto?
Y Don Juan, muy enfadao,
le responde:
-¡Con una palabra que yo
diga basta! Le hallarán ustedes muerto, que yo le he abierto la panza de una puñalá.
Y entonces es cuando
fueron por el gigante y se lo trajieron a Su Real Majestá. Y cuando salió el
rey a ver al gigante muerto, salieron todos los de la corte, y Don Juan
Chiruguete salió con su letrero en el sombrero. Y bajando las escaleras del
palacio con el rey, decía pa que todos le oyeran:
-Yo soy Don Juan
Chiruguete Mata Ocho y Espanta Siete y el Golpe no muy Seguro.
Y todos estaban muy
almiraos de ver que Don Juan Chiruguete había matao al gigante.
Y dijo entonces el rey
que Don Juan Chiruguete se iba a casar con la princesa. Y se casaron Don Juan
Chiruguete y la hija del rey. Y las fiestas fueron muy lucidas.
Y yo estuve allí y de una
patada me enviaron aquí.
Fuente:
Aurelio M Espinosa
003. España
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