Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 15 de octubre de 2012

La mujer que no comía con su marido

10. Cuento popular

Pue, señó, esta ve era un campesino y tenía su mujé y vivían felices. Y aparte tenían un compadre con quien tenían la vida. Y un día, estando en er campo comiendo sopa con su compadre, tuvon esta conversación. Dice er campesino:
-Tengo una pena mu grande porque mi mujé no come.
Y como estaba mu gorda, mu gorda, le dice el otro:
-Pue me estraña muncho que no coma cuando está tan gorda.
Y le dice er marío:
-Pue na, mi mujé no come, y no come porque siempre está mala.
Y el otro le contesta:
-¿Cómo que no come? Estando tan gorda, segura­mente que come.
-Pue elante de mí no come na -dice er campesino.
Y ya le dice er compadre:
-Pue misté lo que vamos a hacé. Pa vé si su mujé come o no, vamos a hacé la prueba. Hace uté er que se va ar campo con la bestia y yo la llevo ar campo y uté se queda escondío en la casa pa vé si come su mujé.
Güeno, pué al otro día le dijo er campesino adió a su mujé y cogió la bestia y se fué ar campo a trabajá. Pero ai encontró ar compadre y le dió la bestia y se fué y metió en la casa, sin que la mujé lo viera y se escondió onde podía vé too lo que ella hacía.
Y apena se había ido er marío, cuando empezó a llovizná. Y en seguía que ér se fué, se alevanta ella y dice:
-¡Ay, Dió mío! ¿Qué comeré hoy? Como está er día tan malo haré una miga con un pan de a libra.
Y a esto eran la sei de la mañana. Güeno, pue hizo la miga y se la comió.
Güeno, pue entonce fué y se acostó a descansá. Y a las once se alevanta y dice:
-¡Ya estoy casi desmayá de hambre! ¿Qué comeré?
Y salió ar corral onde habían puesto la gallina una docena de güevo y hizo una tortilla y se la comió. Y entró otra ve a acostarse a dormí. Y er marío too lo estaba viendo.
Güeno, pue ya a la tre se alevantó otra ve y dice:
-¡Ay, que ya estoy desmayá de hambre! ¿Qué comeré? Mataré ahora er gallo negro.
Y va a la cuadra y coge er gallo negro y lo mata y lo guisa con tomate. Y se lo comió y se fué a la sala a descansa en un sillón. Y ai estuvo hasta la se¡, y entonce ya estaba otra ve desmayá. Y va y dice:
-Ya son la sei. ¿Qué comeré ahora?
Y va y pone un guisao e patata y se lo come. Y ya entonce empezó a oscurecé y dijo:
-Ya viene mi marío.
Y fué y se puso un pañuelo blanco en la frente y un mantón negro sobre los hombro y se hizo la en­ferma y se metió en la cama.
Y entonce el marío se salió sin que ella lo sintiera y encuentra a su compadre, que venía ya con la bes­tia der campo, y llega con la bestia a casa y dice:
-María, ¿qué tiene que no sale a ayudarme a recogé las alforja?
Y ya se alevanta ella y sale con er candí y le dice:
-¡Ay, Juan de mi arma, si supiera lo mala que estoy! Todo er día he estao con doló e cabeza y gómito.
Y é le dice:
-No te moleste, María de mi arma, que no quieo que te ponga má mala. Entra y métete en la cama.
Y ya estuvo é recogiendo too y cuando entró, le dijo ella:
-¿Te ha mojao, Juan?
Y le contesta é:
-¿No ve cómo vengo? Si no he llevao una güena manta, me hubiea mojao má.
Güeno, pue entonce ella le dice que entre a la cocina a cená. Y le dice é:
-Pero, María, ¿no te has metio en la cama? Si estás enferma métete en la cama.
Y le dice ella:
-Sí, pero ante vi a darte la cena.
Y pone un plato sobre la mesa y un cubierto y le llama a comé. Y le dice é:
-Anda, María; vamo a comé.
Y le contesta ella:
-Anda, échate tú, Juan, que yo tengo una fatiga y un asco que no pueo comé.
-Anda, mujé que te vas a poné má mala. Esa hinchazó que tiene no es güena. Come.
-Que no, que no pueo.
Y coge la cuchara y hace por comé, pero no pué comé y dice:
-¡Ay, Juan de mi arma, que no pueo! ¡Qué fati­ga! ¡Qué asco!
Y se retira la mujé e la mesa. Y le dice é entonce:
-Mira, María, que me tiene mu desgustao. Mañana vas a vé un médico.
Y come é solo. Y despué de comé van a la sala y se sienta ella en una silla y dice que siente una fatiga mu grande, mu grande. Y va ella y le pregunta otra ve:
-Juan, ¿te ha mojao muncho?
Y entonce ya le dice é:
-Mira, María, caía una agua tan menuíta como el pan de miga que te almorzaste, y si no me meto de­bajo der vuelo e la tortilla que te merendaste, me pongo má negro que er gallo que te cenaste.

Fuente: Aurelio M Espinosa

003. España

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