En el pueblo de Hérmedes
había un cura que decía:
-Misa por la mañana y
rosario por la tarde, y el cura de Hérmedes sin cuidao.
Cuando el pueblo vió que
el cura no pensaba nada más que en su misa y su rosario, dió parte de esto al
señor obispo.
Éste llamó al cura a
palacio. Después de saludarle, le preguntó el cura al obispo:
-¿A qué soy yo llamado
aquí?
Y el obispo le respondió:
-Pues le acusa a ustez el
pueblo, de que ustez no piensa en nada más que en su misa y rosario. Y ahora le
voy a dar yo a ustez en qué pensar. Si en término de tres días no resuelve
ustez el problema que le voy a plantear, le quito la licencia para que no
vuelva ustez a ejercer.
-Ustez dirá -dijo el
cura.
Y dijo entonces el obispo:
-Pues me tiene ustez que
adivinar: primero, cuánto pesa la tierra del mundo; segundo, cuánto vale mi
persona; y tercero, qué pensamiento tengo yo.
Al oír esto, el cura se
retiró para su casa muy angustiado a ver de qué medio podía responder a las preguntas
del obispo.
Ya pasaban dos días de
los tres que el obispo le había puesto, y estaba el cura triste y cabizbajo porque
no encontraba las respuestas. Por la noche fué el pastor a encerrar las ovejas
del señor cura, y viendo que estaba tan triste, le preguntó:
-¿Qué le pasa a ustez,
señor cura? Parece que le encuentro algo preocupao.
-¿Qué adelanto con
decírtelo a ti, si tú no me puedes sacar de apuros? -le contestó el señor cura.
-Pues dígame ustez lo que
le pasa -dijo el pastor. A ver si le puedo ayudar.
-¡Que tú no entiendes de
esto! ¿Qué adelanto con decírtelo?
Y como insistiera el
pastor en que se lo dijera, por fin el cura se lo dijo.
-Pues es el caso que el
señor obispo me ha dicho que le tengo que adivinar tres cosas en término de
tres días, y ya van dos con hoy.
-Bueno, bueno; pero
dígame ustez qué cosas son las que tiene que adivinar -le dijo el pastor. Y el
señor cura le dijo entonces:
-Pues me ha dicho que
tengo que adivinar: cuánto pesa la tierra del mundo; cuánto vale su persona, y
qué pensamiento tiene él.
-¡Hombre! -dice el pastor,
¿y por eso se asusta ustez? Mañana se va ustez a arrear las ovejas y yo me
pongo su ropa y yo iré a ver al obispo.
-Pero, hombre, ¿qué sabes
tú de eso? -dijo el cura. ¿Dónde te vas a meter tú?
-Bueno, ;pues ustez
déjeme a mí! -contestó el pastor. ¡Déjeme a mí!
Consintió el cura, y al
otro día se vistió el pastor de cura y se marchó a palacio a estar con el
obispo. Entró en el palacio y le dijo all obispo:
-Ya está aquí el cura de
Hérmedes para responder a las preguntas que ustez me hizo.
-Bueno -dijo el obispo; a
ver la primera. ¿Cuánto pesa la tierra del mundo?
Y el pastor contestó:
-Su Ilustrísima, si me
quita ustez los cantos...
-Bien, hombre, bien -dijo
el obispo. Está muy bien. Vamos ahora a la segunda. ¿Cuánto vale mi persona?
-Pues treinta duros
dieron por Jesucristo -dijo el pastor; conque ustez, que es algo menos, le quedaremos
en veintinueve.
-Bien, hombre, está bien
-dijo el obispo. Vamos ahora a la tercera pregunta. ¿Qué pensamiento es el que
yo tengo ahora?
-Pues el pensamiento que
tiene ustez es -dijo el pastor- que cree ustez que está hablando con el cura de
Hérmedes y está hablando con su pastor.
-Hombre, está muy bien
-dijo el obispo. Ya se puede ustez retirar.
2. Cuento popular
2. Cuento popular
Fuente:
Aurelio M Espinosa
003. España
No hay comentarios:
Publicar un comentario