72. Anónimo
Un sirviente muy listo trabajaba para un amo que tenía muy malas pulgas y
que de todo protestaba. Un día le había servido la comida, y el amo, al no
encontrar la sopa a su gusto, cogió el plato y de muy mal humor lo tiró por la
ventana.
El criado, que estaba junto a él, sin decir ni una palabra, tomó los demás
platos, la carne y el postre, y arrojó todo por la misma ventana, como había
hecho el amo.
‑¡Qué haces insensato! ‑gritó éste. ¿Por qué tiras mi comida? ¡Voy a darte
de palos hasta molerte las costillas!
‑Usted disculpe, amo mío ‑contestó el criado muy tranquilo, pero pensé que
usted quería comer en el patio y por eso sacaba la sopa fuera. ¡Hace un día tan
bueno, y usted tiene tantos motivos para ser feliz...!
El amo no tuvo más remedio que callarse y reconocer para sus adentros la
razón que tenía su criado.
Desde aquel día, aprendió a conformarse con lo que poseía y no volvió a
maltratarle. Al contrario, le subió el sueldo en pago a su inteligencia y a sus
buenos servicios.
999. Anonimo
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