73. Anónimo
La Princesa no quería casarse, y como el Rey la metía prisa, dijo que sólo
se casaría con aquel que la encontrarse cuando se escondía en el jardín.
«¡Menos es nada!», pensó el Rey.
Ella se escondió, y por el jardín pasaron todos los varones del Reino que
quisieron buscarla. Miraban a todos lados, pero nadie daba con ella, que era
muy hábil escondiéndose. Así que la Princesa seguía soltera y el Rey
desesperado...
Una mañana llegó un joven pescador y la muchacha corrió a ocultarse entre
las altísimas ramas de un nogal.
El pescador dio varias vueltas por el jardín, pero como no la encontraba,
pensó:
‑¡Vaya Princesa tonta, que no quiere casarse! Como he visto un estanque,
pescaré unos peces antes de irme.
Y se puso a pescar. Pero mira por donde, el nogal estaba encima justo del
estanque, así que vio a la Princesa que se reflejaba en el agua; la había
encontrado.
El Rey se puso contentísimo y la Princesa muy enfadada; pero el pescador
reclamó su boda y fue Rey al poco tiempo.
¡Y lo que es más raro; ni ella ni él se arrepintieron nunca!
999. Anonimo
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