En Hamelín había tantos ratones que el alcalde decidió llamar a un
flautista que era como un mago, y le pidió ayuda.
El flautista se puso a tocar, los ratones le siguieron sin poder resistirse
y les llevó a todos al río para que se ahogaran. Pero, ¡ay!, cuando fue a
cobrar su trabajo, el alcalde le dijo que no pensaba pagarle por tocar la
flauta un ratito.
Así que el flautista salió de nuevo a la calle y se puso a interpretar otra
melodía, tan linda que todos los niños de Hamelín fueron tras él, sin poderlo
evitar... Y les llevó monte arriba, muy lejos del pueblo.
En Hamelín todo el mundo lloraba:
‑¡Nos hemos quedado sin niños!
¿Quién será ahora nuestra dicha?
Entonces apareció el flautista y dijo:
‑La culpa es de vuestro alcalde, que no me quiere pagar.
El pueblo se le echó encima, muy enfadado:
‑¡Págale, págale! ‑decían al alcalde‑. ¿Cómo has podido permitir que nos
quedemos sin los niños?
¡Págale ahora mismo!
El alcalde no tuvo más remedio qué pagar al flautista, y éste se fue al
monte. Al poco rato regresó tocando su flauta y seguido de todos los niños de
Hamelín...
¡Y colorín colorado, los problemas de Hamelín se han arreglado!
999. Anonimo
No hay comentarios:
Publicar un comentario