Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 23 de enero de 2015

Un bien con un mal se paga .590

Había una serpiente que se había puesto debajo de una roca a tomar sombra. Y resulta que la roca 'taba mal puesta y durante ella dormía, la tierra se desborona y la roca la aprieta a la serpe. Y entonce queda apretada, solamente con la cabeza afuera. Que tenía siete cabezas. Y la serpiente se pone a quejarse y a pedir por favor que la saquen, por misericordia.
Entonce, de pronto viene un hombre de buen corazón y le saca la roca de encima. Ella, en gratificación de lo que la sacó, se lo quiso comer al hombre. Y le dice:
-Toy muerta di hambre y no puedo aguantar más. No puedo ir a buscar qué comer lejos. No tengo más que pagarte el servicio que me has hecho de sacarme de abajo de la roca, con comerte.
Entonce el hombre dice que no podía ser que le correspondiese con comerlo después de haberlo sacado de abajo de la roca y ponerla en libertá.
En ese entonce discutieron el hombre con la serpe. Que el hombre le decía que no era posible que le pagara con comerlo. Y en eso llega otro buen hombre y los encuentra a los dos discutiendo. Uno, decía que no podía aguantar más el hambre, y el hombre que no le podía pagar su buena acción así, que no estaba bien que lo comiese. Y hizo de juez el hombre que había llegado. Y el hombre le dice:
-Yo l'hi hecho un servicio a esta serpe y la serpe me quiere pagar el servicio con comerme.
Entonce la serpe dice:
-Yo no le puedo pagar de otra manera. Yo tengo la presa a mi vista y es con lo único que puedo saciar mi hambre.
Entonce el juez le dice:
-Yo no le puedo creer a ninguno de los dos. Para esclarecer este asunto bien, yo tengo que ver cómo estaba apretada esta serpe para dar el fallo a quen tenga la razón.
Y entonce así convinieron la serpe y el hombre que sirvió de juez. Y entonce fueron al lugar ande 'taba la serpe. Y ella se enroscó de nuevo y le pusieron la roca encima y la serpe quedó apretada como estaba antes. Entonce le dice el juez:
-Mirá, eso es para que no siás de mal proceder, que le querís pagar con comerlo al que te ha hecho un servicio. Para que no siás de mala fe, y para que quedís presa. Áhi podís buscar el alimento.
Y entonce le dice al otro:
-Y vos, hombre, ya 'tás salvo de tu apuro.
Y así lo salvó al pobre hombre bueno.

Rudecindo González, 56 años. Carrodilla. Godoy Cruz. Mendoza, 1951.

Labrador lugareño. Buen narrador.

Cuento 590. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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