Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 23 de enero de 2015

Los animales viajeros .624

Un chacarero tenía un chancho engordando en un chiquero. Y tenía un burro que trabajaba todo el día, haciendoló trair leña. Y también un gato, un gallo, un pavo y un pato.
El chancho 'taba sin trabajar y comiendo todo el día. Cada vez que pasaba al lado del chiquero el burro, se reía y le decía:
-Pero, compadre, parece que a usté lo hacen trabajar, y yo tengo la vida de regalón.
Entonce el burro le decía:
-¡Ah!, eso de comer y no trabajar, en algo viene a parar.
Entonce, sucedió un día que todos los de la casa fueron a ver al chancho. Y entonce el hombre le dijo a la mujer que fuera a preparar los tachos con agua caliente para carniar al chancho. Y el chancho sintió todo. Y en la noche, aprovechó la noche para romper el chiquero y irse al monte.
Entonces vino la casualidá que al burro le habían encajado una paliza, y resolvió también mandarse a mudar.
Esa noche, mientra preparaban los cuchillos y los tachos con agua caliente, oyen los otros animales la conversación de que 'taban por matar el chancho. Y ellos vieron que lo mismo les iba a pasar a ellos, y también resolvieron irse. Bueno... y se fueron en la noche. Y luego en la madrugada se juntaron en el monte. Y el burro le pregunta al chancho:
-¿Qué le pasa, compadre?
-Y -dice el chancho, parece que me iban a carniar hoy, y me disparé a tiempo.
-¿No le decía, compadre, que eso de comer y no trabajar en algo viene a parar? -le dice el burro.
-¿Y usté, compadre?
-A mí me dieron una paliza que me han lastimado por todas partes, y no me quise quedar más.
Y también los otros animales dijeron que habían sentido que lo iban a comer al chancho, y que eso mismo les iba a pasar a ellos, y resolvieron irse.
Todos los animales hicieron una compañía para salir todos juntos. Y siguieron camino en el monte. Hasta que por ahí llegó la noche. Iban la bulla conversando en el monte. Y ellos tenían miedo a los tigres. Y entonces dicen cómo van hacer para correr a los enemigos. Entonce cada uno tiene su parte para hacer ver que eran muy malos.
Y siguieron. Y ya llegaron a un lugar donde había tigres cerca. Y el gallo subió a un árbol y empezó a cantar arriba y a gritar como valiente. El gato agarró y empezó a rajuñar los árboles, con toda su fuerza. El burro rebuznaba y pegaba patadas por todos lados. El chancho se revolcaba y gruñía. El pavo gritaba y iba di un lado para otro.
Entonce esta bulla y ruido se oía de donde 'taban los tigres. Y el tigre más viejo lo manda al zorro que era su sobrino que viera qué gente estaba ahí y qué hacía.
-Te voy a mandar a ver quiénes son ésos -le dice el tigre.
-Bueno -dice el zorro.
Y agarró el zorro y fue despacito al ruido de la bulla. Y llegó entre los pastos despacito. Y vio el zorro todo lo que hacían estos viajero y estaba muy sorprendido de verlos que parecían tan malos. Y en eso lo vieron al zorro y lo sacaron corriendo, que ya lo mataban. Y el zorro pegó unos saltos y hizo unas cuantas gambetas entre los montes hasta que se libró de los perseguidores, y llegó a la casa de los tigres, que ya no podía más.
-¿Qué te pasa, sobrino, que venís tan asustado? -le dijo el tigre.
-¡Usté no sabe, tío, lo que hay ahí! -le dice el zorro. Hay un ejército de gente muy mala.
Y el tigre le preguntó qué había visto, y entonces él le contó:
-Hay uno que parece un general, que está arriba del árbol, con una gorra colorada, echando pecho. Ése canta y manda para todos lados, y mira si lo obedecen. Se ve que es muy malo y mandón.
Ése era el gallo, que siempre estaba en el árbol para ver si había algún peligro.
-Abajo hay un hombre con una punta de cuchillos en cada mano. Y los afila y los está probando en los árboles, para matar al que se acerque.
Claro, ése era el gato que sacaba las uñas y rajuñaba las ramas y los yuyos.
-Y hay un hombre gordo y de mucha fuerza, que insulta y que atropella para pisotear y matar al que agarre a mano. Ése es un hombre feroz que deshace todo.
Ése era el chancho que se revolcaba y atropellaba para acá: y para allá.
-Hay un hombre grande, que se ve que tiene muchísima fuerza y pega unos gritos muy feos y golpea con unas mazas muy pesadas que hace polvo todo lo que golpea.
Éste era el burro que andaba rebuznando y las patadas y los manotazos de aquí para allá.
Hay otro hombre más chico que anda echando más pecho que el general, que se ve que es muy atrevido, y ése debe ser el más malo. Cuando me vieron y me sacaron corriendo, ése gritaba:
-¡Larguemelón para mí! ¡Larguemelón para mí!
Claro, éste era el pavo.
-Cuando me alcanzaron a ver me sacaron corriendo que ya me alcanzaban. Me pude escapar agata porque soy corredor, que si no me matan entre todos. Ésa es gente muy mala que van a matar a todos los que viven en estos lugares.
Y los tigres estaban tan asustados con lo que contaba el zorro, que agarraron y se mandaron mudar de la zona para siempre. Y dejaron todos los víveres y los agarraron los animales viajeros. Y se quedaron a vivir tranquilos en ese lugar hasta que se murieron.

Cirilo Bustamante, 38 años. Chacharramendi. La Pampa, 1955.

Trabajador rural. Oyó contar éste, y otros cuentos, a un viejecito de Limay, de donde el narrador es originario.

Cuento 624. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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