Los
zorros se ingeniaban pa poder matar los perros, que son sus enemigos.
Y trataron de hacer un beile. Y hicieron el
beile y envitaron a todos los perros. Es de la época que los
animales hablaban.
Y
llegaron los perros al beile. Pa poder entrar era indispensable que
todos dejaran los culos ajuera. Entonce todos dejaron el traste
ajuera y entraron. Era lindísimo el beile. Y ya estaban todos
chispiados, y en lo mejor de la riunión, entonce, se armó un
descomunal desorden. Los zorros sacaron los cuchillos y empezaron a
largar tajos pa todos lados y a gritar. Y entonce todos trataron de
disparar y más con el miedo que venga la autoridá y los arrie a
todos. Y áhi jue la confusión, y en el apuro agarran los trastes
cambiados los perros, y unos se pusieron los de otros y salieron a la
disparada.
Y
desde ese tiempo, cuando se encuentra un perro con otro perro, lo
primero que hace es tomarse el olfato pa ver si tiene el traste del
otro.
Ignacio
Piñero, 66 años. Bahía Blanca. Buenos Aires, 1957.
El
narrador es trabajador rural. Ha oído también este cuento en
Castelli (Provincia de Buenos Aires).
Cuento
794 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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