Se
cuenta que hacen muchos años un peregrino, predicaba en una humilde
iglesia de pueblo. El sacerdote ordenó que todos debían dejar las
cosas que traían, fuera del templo. En eso entran unos cuantos
perros y como lo único que llevaban eran sus instrumentos de viento,
lo dejaron en la puerta. En medio del sermón pelean los perros. Los
hacen echar, y en la desesperación de ser apaleados tomaron el
primer aparato que hallaron. De allí que siempre andan oliendosé
unos a otros en busca del instrumento perdido. Otros cuentan el mismo
cuento, pero decían que el lugar era otro, que eso había sucedido
en un baile.
Francisca
Monzón, 102 años.
La
Esquina. Capital. Corrientes, 1948.
Cuento
790 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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