Los
gatos, que vivían en buena armonía con los perros, invitaron a
éstos a un gran baile que debía causar sensación en toda la
comarca.
Los
perros todos del mundo concurrieron, sin faltar uno al grandioso
baile y conforme iban llegando dejaban sus colas al entrar, pues no
quedaban bien con ella. Hízose un gran montón de las colas. Todo
era alegría, baile, música, cuando en eso se produjo un desorden
entre los concurrentes, sin que nadie se explicara el porqué. Unos
decían de un perro que pasó por la calle corriendo un gato. La
confusión fue espantosa, los perros se atropellaron para salir y en
gran confusión cada uno tomaba la cola que encontraba más a mano,
se la ponía y huía velozmente.
Inútilmente
buscan ahora oliendosé unos a otros a fin de encontrar la cola
propia y el enojo de los perros es contra los gatos, porque ellos
tienen la culpa, por el célebre baile.
Gregorio
y Alberto González Rioja.
Susques,
Jujuy, 1950.
Los
narradores son maestros. Oyeron el cuento a varios nativos de este
lejano lugar de la Puna.
Cuento
788 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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anonimo (argentina) - 048
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