Era un hombre que estaba
atravesando una mala situación familiar. Su esposa y sus hijos lo habían
abandonado y estaba al borde de la desesperación. Acudió al templo y suplicó a
la diosa Parvati que le devolviera su familia. Hizo una promesa: «Si tú, amada
diosa, me traes a mi mujer y a mis hijos, venderé mi casa y daré a los pobres y
desvalidos lo que me ofrezcan por ella.»
Transcurrieron unos días.
La mujer y los hijos regresaron y hubo alborozo general. Pero el hombre se
dijo: «¡Caramba, ahora deberé dar el valor de la casa a los pobres!»
Una promesa es una
promesa. El propietario de la casa puso un cartel anunciando la venta de la mansión:
«Se vende casa, con gato incluido.»
Un matrimonio se interesó
por la casa. Preguntó el precio de la venta.
-La doy por 100.001
rupias. Cien mil rupias por el gato y una rupia por la casa. Pero hay que
adquirir ambos juntos.
El precio pareció
correcto a los compradores, aunque pensaron que el propietario era un pequeño
loco. Se llevó a cabo la transacción. Nada más coger el dinero, el hombre le
dijo a su mujer:
-Debo ausentarme un rato.
Una promesa es una promesa. Voy al templo, querida mía.
Una vez en el templo, el
hombre habló con el sacerdote y le dio una rupia para que fuera destinada a los
pobres y desvalidos.
El Maestro dice: Ni las aves de rapiña alcanzan la rapacidad
del ser humano.
Fuente: Ramiro Calle
004. Anonimo (india)
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