El rey era un
hombre joven sinceramente preocupado por las cuestiones metafísicas. Aspiraba a
conquistar la liberación interior y sabía que lograrla requería muchísima
motivación y un enorme esfuerzo. Comenzó a preguntarse si una persona
necesitaría más de una liberación y, atormentado por esta cuestión, hizo llamar
a su maestro.
-Venerable
yogui. Hay una cuestión que me inquieta mucho. Incluso me roba el sueño. Yo sé
hasta qué punto hay que esforzarse para hallar la Liberación pero me pregunto:
¿Basta con que una persona se libere una vez o son necesarias más liberaciones?
El yogui sólo
repuso:
-Mañana,
señor, te lo diré al amanecer.
El monarca ni
siquiera pudo conciliar el sueño. Estaba ansioso por recibir la respuesta. Los
primeros rayos del sol iluminaron su reino. Se incorporó y comenzó a ataviarse.
Recordó que tenía que estar presente en una ejecución que iba a llevarse a
cabo. Por haber violado y matado a varias mujeres, un hombre había sido
condenado a la horca. El juez había anunciado: “Este hombre cruel y perverso
debería ser ahorcado por cada uno de sus crímenes”.
Cuando el rey
salió de su cámara, el yogui le estaba esperando.
-Estoy
ansioso por conocer tu respuesta -dijo el rey nada más verle.
-La
conocerás, señor. Si me permites acompañarte a contemplar la ejecución.
El monarca y
el yogui asistieron a la ejecución. El asesino fue ahorcado. Entonces el rey se
volvió hacia el yogui y le preguntó:
-¿Cuándo
responderás a mi pregunta?
-Ahora mismo,
majestad -repuso el yogui-. Ese hombre que acaba de ser ejecutado debería haber
sido ahorcado, según el juez, una vez por cada uno de sus crímenes. ¿Podéis
acaso ahorcarlo de nuevo?
-Claro que no
-afirmó el monarca. Un hombre ahorcado no puede ser ahorcado de nuevo.
Y el yogui
dijo:
-Y un hombre
liberado, ¿puede liberarse de nuevo?
*El Maestro dice: Con la Liberación pierdes el ego pero ganas el Todo.
004. Anonimo (india),
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