Esta historia se atribuye
a uno de los Dala¡ Lamas. Este hombre tenía fama de mujeriego y se comentaba
entre las gentes de la ciudad que abandonaba el palacio por las noches para
entregarse a placeres carnales con algunas mujeres. Las personas comunes no
entendían que Su Santidad era un tántrico, es decir, que se servía del
disfrute como medio para trascenderlo, aguzar la consciencia y tomar energías
que instrumentalizar hacia la búsqueda de lo Incondicionado. Veían en él a un
simple vividor y tomaban sus actos e incluso los poemas amorosos que escribía
como meras actividades eróticas exentas de cualquier otro sentido, significado
o alcance. Irritadas las masas por la rumoreada lubricidad del Dalai Lama,
acudieron al jardín del palacio y reclamaron la presencia de Su Santidad.
Comenzaron a increparle, acusándolo de mujeriego. Entonces, Su Santidad se
levantó la túnica, mostró su sacro-santo miembro viril y, desde la balaustrada,
dejó escapar una cantidad de semen. Todos estaban realmente estupefactos. Y
cuando el semen estaba deslizándose por el aire, en dirección a los presentes,
Su Santidad lo reabsor-bió con su miembro viril, se cubrió con la túnica y dijo
dirigiéndose a los asistentes:
-¿Os dais cuenta? Parece
igual, pero no es lo mismo.
El Maestro dice: Es dificil juzgar e increpar a la ligera,
pero a veces «parece igual, pero no es lo mismo.
Fuente: Ramiro Calle
004. Anonimo (india)
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