Era un
lechero acaudalado y que contaba con varios trabajadores en su lechería. Llamó
a uno de ellos, Ashok, y le entregó una olla llena de mantequilla para que la
llevase a un cliente de un pueblo cercano. A cambio le prometió algunas rupias
extras. Ashok, muy contento, colocó la olla sobre su cabeza y se puso en
marcha, en tanto se decía para sí: “Voy a ganar dos rupias. ¡Qué bien! Con
ellas compraré gallinas, éstas pronto se multiplicarán y llegaré a tener nada menos
que diez mil. Luego las venderé y compraré cabras. Se reproducirán, venderé
parte de ellas y compraré una granja. Como ganaré mucho dinero, también
compraré telas y me haré comerciante. Será estupendo.
Me casaré,
tendré una casa soberbia y, naturalmente, dispondré de excelente cocinero para
que me prepare los platos más deliciosos, y si un día no me hace bien la
comida, le daré una bofetada”. Al pensar en propinarle una bofetada al
cocinero, Ashok, automáticamente, levantó la mano, provocando así la caída de
la olla, que se hizo mil pedazos contra el suelo derramando su contenido.
Desolado, volvió al pueblo y se enfrentó al patrón, que exclamó:
-¡Necio! ¡Me
has hecho perder las ganancias de toda una semana!
Y Ashok
replicó:
-¡Y yo he
perdido mis ganancias de toda la vida!
*El Maestro
dice: El futuro es un espejismo. Éste es
tu momento, tu instante. En lugar de fantasear con la mente, pon las
condiciones para que la semilla pueda germinar.
004. Anonimo (india),
No hay comentarios:
Publicar un comentario