44. Cuento popular
Había una vez un rey que
tenía tres hijos. Y cuando ya era viejo, se puso muy malo, y los médicos le dijon
que para sanar tenían que trarle las tres maravillas del mundo.
Y dijo el mayor:
-Padre, déjeme salir en
busca de las tres maravillas del mundo.
Y el padre le contestó:
-No, hijo; no puede ser,
que tú eres quien ha de heredar la corona.
Pero tanto estuvo
insistiendo, que el padre le dijo que estaba güeno, que se marchara en busca de
las tres maravillas del mundo.
Se marchó el mayor por el
mundo alante a buscar las tres maravillas del mundo, y caminando, caminando,
dió con una cueva de ladrones, que le cogieron y le metieron en su cueva y de
allí no pudo salir.
Conque cuando ya pasó mucho
tiempo y el hijo mayor no venía, dijo el que le seguía en edá:
-Padre, ya mi hermano no
viene. Déme usté licencia pa ir a buscarlo y ver si encuentro las tres
maravillas del mundo.
Y el padre le dijo:
-No, hijo; no puede ser.
Ya que tu hermano no vuelve, tú has de heredar mi corona.
Y él le estuvo rogando
hasta que lo permitió marcharse en busca de su hermano y de las tres maravillas
del mundo. Y se marchó, pero le pasó igual que al mayor. Dió con la misma cueva
de ladrones, y le cogieron y le metieron en la cueva con su hermano.
Y pasaron años y pasaron
años. Y cuando ya vieron que los dos hermanos mayores no volvían, dijo el
menor a su padre:
-Padre, mis hermanos
mayores no vuelven. Déme usté licencia pa ir en busca de ellos y pa buscar las
tres maravillas del mundo.
Y el padre le contestó:
-No, hijo; eso no puede
ser, porque si tus hermanos no vuelven, tú eres ahora quien ha de heredar la
corona. Eso no lo puedo consentir.
Y el hijo menor empezó a
llorar y decía que para qué quería él heredar la corona si sus dos hermanos no
volvían y si su padre no sanaba de su enfermedá. Y ya el padre consintió, y se
marchó él a buscar a sus hermanos y en busca de las tres maravillas del mundo.
Andando, andando, llegó a
una cueva, que era la cueva del aire, Y salió una vieja, que era la madre de
los aires, y le dijo:
-Qué mal te quieren los
que por aquí te encaminan.
Y él le contestó:
-Yo ando en busca de las
tres maravillas del mundo.
Y le dijo entonces la
vieja:
-Pues entra y escóndete
aquí, que si viene el aire, mi hijo, y te ve allí, te devora.
Y no acababa de
esconderse onde le dijo la vieja, cuando llegó el aire y dice:
-¡A carne cristiana me
huele! ¿Dónde está, que la devore?
Y la vieja le contesta:
-Hijo, es uno que viene
en busca de las tres maravillas del mundo pa curar a su padre. Y dice el aire:
-Eso no puedo hacer yo.
¡Que se vaya! Únicamente mi hermano el sol, que se estiende por todas partes,
puede dárselas. Que se vaya y que le diga a mi hermano el sol que va dirigido
por mí, pa que le ayude a buscar las tres maravillas del mundo.
Conque otro día se marchó
el muchacho a buscar la cueva del sol. Y después de andar varios días con sus
noches, llegó a la cueva del sol y pidió posada.
Y la misma vieja salió y
le dice
-Mal te quieren los que
por aquí te encaminan. Y él le contesta:
-Vengo en busca de las
tres maravillas del mundo pa darle saluz a mi padre.
Y entonces la vieja le
metió por un rincón y le dijo:
-Allí te estás, porque
cuando llegue mi hijo el sol, te abrasará.
Y ya llegó el sol y dice:
-¡A carne cristiana me
huele! ¿Dónde está, que la abrase?
-Hijo mío -dice la vieja,
es un pobre muchacho que viene dirigido por tu hermano el aire a buscar las
tres maravillas del mundo pa curar a su padre.
Y dice entonces el sol:
-Pues que salga y se vaya
porque yo no le puedo ayudar. Mi hermana la luna es la única que puede
dárselas. Que se vaya y que le diga que va dirigido por mí.
Conque al otro día se
marchó el muchacho a buscar la cueva de la luna. Y anduvo por muchos reinos
sin poder llegar, hasta que ya después de caminar muchos días con sus noches,
llegó a una cueva y preguntó si era la cueva de la luna. Y salió la misma
vieja de antes y le dijo:
-Mal te quieren los que
por aquí te encaminan.
Y él le dice:
-Vengo en busca de las
tres maravillas del mundo pa curar a mi padre.
Y ya le dijo la vieja:
-Güeno, pues escóndete en
ese rincón, que si llega mi hija la luna y te ve allí, te devora.
Y llegó la luna brillando
por los cielos, y dice:
-¡A carne cristiana me
huele! ¿Dónde está, que la devore?
Y la vieja le dice:
-No, hija mía. No es más
que un pobre muchacho que viene dirigido aquí por tu hermano el sol.
Y dice entonces la luna:
-Si viene en busca de las
tres maravillas del mundo pa curar a su padre, y es así, que salga, que únicamente
mi hermano el rey de las aves se las puede dar. Él se estiende por todos los
mundos. Que se vaya y le diga que va dirigido por mí.
Al otro día se marchó
otra vez y después de caminar y caminar, llegó a una cueva, onde vivía el rey
de las aves. Y salió la vieja de siempre y le dijo
-Mal te quieren los que
por aquí te encaminan.
Conque él le dice:
-Vengo en busca de las
tres maravillas del mundo pa curar a mi padre.
-Yo te meteré por este
rincón, porque si llega mi hijo el rey de las aves y te ve allí, te devora pa
la cena.
Y fué llegando el rey de
las aves y dice:
-¡A carne cristiana me
huele! ¿Dónde está, que la devore pa la cena?
-No, no, hijo mío -le dice
la vieja; mira que es un pobre muchacho que viene de parte tu hermana la luna
en busca de las tres maravillas del mundo pa curar a su padre.
-Pues que se marche, porque
yo no se las podré dar -dijo el rey de las aves. Únicamente mis aves, que se
estienden por todo el mundo, lo sabrán.
Y ya se acostaron todos a
dormir y le dieron al muchacho una cama por la noche.
Y otro día muy
tempranito, fueron a despertar al muchacho y lo llamó el rey de las aves y le
dijo:
-Mire, usté; voy a llamar
a una pareja de cada clase de aves, y usté se pone en medio de ellas y les
pregunta si saben dónde están las tres maravillas del mundo. Tiene que decirles
tres veces: «Avecillas que andáis por el mundo, ¿me daréis noticias de las tres
maravillas del mundo?» Y si a las tres veces no responden, es que no saben
decirlo.
Y llegaron todas las aves
del mundo, llamadas por el rey de las aves. Y cada pareja que llegaba, se ponía
el joven entre ellas y les preguntaba:
-Avecillas que andáis por
el mundo, ¿me daréis noticias de las tres maravillas del mundo?
Pero ningunas podían
responder porque no sabían. Y faltaba por venir todavía una águila coja. Y cuando
llegó, le dijo el rey de las aves:
-Aguilita, ¿cóme has
tardao tanto?
Y dice ella:
-Porque estaba comiendo
de las tres maravillas del mundo.
Y dice entonces el rey de
las aves al muchacho:
-Aquí tiene usté quien le
pueda enseñar onde se encuentran las tres maravillas del mundo.
Y le dice al águila coja:
-¿Te atreves a llevar a
este joven adonde están las tres maravillas del mundo?
-Sí, señor -dice la
aguilita; pero me tiene que dar carne pal camino.
El muchacho entonces
compró mucha carne y mató su caballo, y con toda la carne encima, se montó en
las alas del águila, y salió el águila volando pa las tierras onde se
encontraban las tres maravillas del mundo. Y de cuando en cuando el águila
decía:
-¡Carne! ¡Carne! ¡Quiero
Carne!
Y cada vez que decía eso,
le daba un cacho de carne.
Y cuando ya iban
lleganclo al mar, le dió el último cacho de carne. Y al llegar al medio del
mar, dijo el águila
-¡Carne! ¡Carne! ¡Quiero
carne!
Y el muchacho le dijo:
-Ya se ha acabao la
carne. Aguárdate un poco que me corte un cacho de mi nalga.
Y el águila le dijo:
-No quiero carne
cristiana. Arráncame una pluma del ala derecha y tírala al mar.
Y el muchacho se la sacó
y la tiró al mar. Y ya pasaron el mar y el águila lo puso en una senda y le
dijo:
-En aquel castillo que se
ve allí están las tres maravillas del mundo.
Entonces se marchó él
solo en dirección del castillo y llegó a una casita y liamó en la puerta, y
salió una mujer y le preguntó qué buscaba. Y cuando el muchacho le dijo que
buscaba posada por la noche porque andaba buscando las tres maravillas del mundo,
la mujer le dice:
-¡Ay, Dios mío! ¡Buena
posada tengo yo!
-¿Qué le pasa? -le preguntó
él.
Y entonces la mujer le
dice:
-Pues mire usté, señor,
que ya hace tres días que tengo a mi marido de cuerpo presente debajo de la
escalera porque no tengo cinco duros pa darle entierro.
Y el muchacho entonces le
dió doscientos reales y le dijo:
-Tenga usted estos
doscientos reales pa que le dé entierro a su marido.
Y le dieron entierro al
muerto y se marchó él otro día por la senda pal castillo.
Cuando ya llegó a la
puerta del castillo, le salió una raposa al encuentro y le dice:
-Mira, entra a la sala y
allí hay un pájaro y una jabla y una dama y una cama, y un caballo en una
cuadra que está más allá. De todo eso escoge sólo una cosa.
Conque entró él muy
contento en la sala y vió lo que la raposa le había dicho que había. Y fué a escoger
el pájaro y le dijo la jabla:
-¿Que vas a llevar el
pájaro sin la jabla?
Y ya iba a salir con las
dos cosas, cuando le sale al encuentro el gigante que guardaba el castillo y
grita:
-¡Traición al castillo,
que roban las tres maravillas del mundo!
Y salieron los soldaos
del gigante y le cogieron y le metieron en un calabozo y le dieron una güena
paliza, y metieron con él unos leones pa que le devoraran.
Y cuando estaba en el
calabozo, se le presentó la raposa y le dijo:
-¿No te dije que
escogieras solamente una cosa? Mira, que tres veces te puedo favorecer, nada
más.
Y le sacó del calabozo y
le dijo que entrara otra vez y hiciera como ella decía. Y entró el muchacho y
cogió a la dama. Y la dama entonces le dice:
-¿Me llevas a mí sin
llevar los vestidos?
Y cogió él también los
vestidos, pero al salir por la puerta, el gigante le salió otra vez al
encuentro y gritó como antes:
-¡Traición al castillo,
que roban las tres maravillas del mundo!
Y otra vez le cogieron y
le dieron una güena paliza y le metieron en el calabozo con los leones. Y se
le presentó otra vez la raposa y lo sacó otra vez del calabozo y le dijo:
-Ya sólo una vez más te
puedo favorecer. Ahora entras en la cuadra y coges el caballo, pero no la
montura.
Pues entró el muchacho en
la cuadra y cogió el caballo, y le dice la silla:
-¿Que llevas el caballo
sin llevarme a mí?
Y dice él:
-No; yo no cojo más que
una cosa.
Y salió sólo con el
caballo y al salir de la cuadra, ya estaba el caballo aparejao, el pájaro en la
jabla y la dama vestida. Y montó en su caballo y cogió a la dama y al pájaro, y
se marchó con caballo, dama y pájaro, que eran las tres maravillas del mundo.
Y en el camino por onde
iba se encontró con sus dos hermanos. Y cuando le vieron con las tres maravillas
del mundo, se las quitaron y le dejaron solo en el mundo. Y fueron ellos y se
las entregaron a su padre y se curó de su enfermedá. Y el padre les preguntó
si sabían de su hermano menor, y ellos le dijon que por las noticias que
tenián, andaba por el mundo robando y matando. Y el padre entonces mandó partes
que se lo trajeran vivo o muerto.
Y ya le hallaron y le
metieron en un calabozo. Y como los hermanos decían que era ladrón y matador,
ya lo iban a poner en la horca. Pero se presentó entonces la raposa en forma
de hombre y le tomaron declaración, y dijo que el menor era el que había buscao
las tres maravillas del mundo.
Y entonces el hijo menor
le contó a su padre todo lo que le había pasao y como los dos hermanos mayores
le habían encontrao en el camino y le habían quitao las tres maravillas del
mundo. Y el muerto dijo que el hijo menor le había dao a su mujer dinero pa
que lo enterrara y que por eso le había favorecido y venía ahora otra vez a
favorecerle, y que ya no podía estar más en la tierra, y se desapareció.
Y entonces el padre le
dijo a su hijo menor que iba a desheredar a sus hermanos por malos y mentirosos
y que él heredaría la corona. Y el hijo menor entonces se casó con la dama y
fueron ellos rey y reina.
Fuente:
Aurelio M Espinosa
003. España
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