Éste era un viudo que
tenía tres hijas y se casó por segunda vez. Y la madrastra no quería a las
hijas. Y el padre tenía que trabajar durante el día lejos de la casa y tenían
que llevarle el almuerzo.
La madrastra envió el
primer día a la hija mayor. Y le dijo a la hija:
-No vayas por la Calle de la Amargura , que te
encontrarás a la Virgen
Pura. Y si la encuentras y te pide de comer, dile que se vaya
a ganarlo como tu padre y tu madre.
Y salió la mayor con el
almuerzo pal padre. Y no sabía por onde ir y fué por la Calle de la Amar gura y se encontró con la Virgen. Y la Virgen le dijo:
-Buenos días, niña.
¿Adónde vas tan tempranito?
Y la niña le contestó:
-Voy a llevarle el
almuerzo a mi padre.
-Y logo le dijo la Virgen :
-Dame un poco a mí.
Y contestó la hija mayor:
-Vaya usté a ganarlo como
mi padre y mi madre.
Y entonces le dijo la Virgen :
-¿Sabes tú dónde está tu
padre?
Y la muchacha le contestó
que no sabía. Y la Vir gen
le dijo entonces:
-Vete por una calle
oscura, oscura, oscura, y le hallarás.
Y se fué la muchacha por
el camino oscuro, oscuro, oscuro, y llegó al infierno. Y llamó en la puerta y
salieron los demonios y la cogieron, y allí en el infierno se quedó. Y en la
noche le pusieron dos camas, una de cuchillos y otra de navajas, y le
preguntaron cuál quería. Y ella dijo que la de navajas. Y se acostó y las
navajas la cortaban el cuerpo. Y logo la llevaron los demonios y la metieron
en las calderas calientes. Y ya la muchacha no volvió a su casa.
El segundo día enviaron
con el almuerzo a la hija mediana. Y también le dijo la madrastra:
-No vayas por la Calle de la Amargura , que te
encontrarás a la Virgen
Pura. Y si la encuentras y te pide de comer, dile que se vaya
a ganarlo como tu padre y tu madre.
Y se fué la hija mediana
con el almuerzo pal padre, y como no conocía el camino, fué también por la Calle de la Amargura y se encontró
con la Virgen. Y
la Virgen le
dijo:
-Buenos días, niña.
¿Adónde vas tan tempranito?
Y la muchacha le dijo:
-Voy a llevarle el
almuerzo a mi padre.
Y la Virgen le dijo:
-Dame un poco a mí.
Y la muchacha le
contestó:
-Vaya usté a ganarlo como
mi padre y mi madre.
Y la Virgen entonces le preguntó
si sabía bien por onde ir ande su padre, y la muchacha contestó que no sabía. Y
logo la dijo la Virgen :
-Vete por esa calle
oscura, oscura, oscura y le hallarás.
Y se fué la muchacha por
la calle, oscura, oscura, oscura, y llegó al infierno, como la hermana mayor. Y
llamó en la puerta y salieron los demonios y la cogieron lo mismo que a la
hermana mayor. Y todo le pasó lo mismo y se quedó como ella en el infierno, en
las calderas calientes.
Y ya en vista de que no
quedaba más que la hija menor, la enviaron al tercer día con el almuerzo pal
padre, y con higos pa vender. Y la madrastra le dijo lo mismo que a las otras:
-No vayas por la Calle de la Amargura , que te
encontrarás a la Virgen
Pura. Y si la encuentras y te pide de comer, dile que se vaya
a ganarlo como tu padre y tu madre.
Y se fué la hija menor
con la comida y los higos, y también fué por la Calle de la Amargura y se encontró
con la Virgen. Y
la Virgen la
dijo:
-Buenos días, niña.
¿Adónde vas tan tempranito?
Y la menor le contestó:
-Voy a llevarle el
almuerzo a mi padre.
Y le dijo entonces la Virgen :
-Dame un poco pa darle a
este nmo.
Y la niña le dijo:
-Coja usté lo que quiera.
Y cogió la Virgen un poco del
almuerzo, y le dijo a la niña:
-Y en ese cesto, ¿qué
traes?
Y la niña le contestó:
-Son higos que traigo pa
vender.
Y le dijo la Virgen :
-Dame uno pa darle a este
niño.
Y la niña le dijo:
-Escoja usté los que
quiera.
Y escogió la Virgen uno. Y la Virgen entonces le dijo:
-¿Sabes tú, niña, ánde
está tu padre?
Y la niña le contestó:
-No lo sé, señora.
Y entonces la Virgen le dijo:
-Vete por aquella puerta
clara, clara, clara, y allí saldrán a abrirte.
Y se fué la niña por la
puerta ciara, clara, clara, y llamó en la puerta, y era el cielo. Y salieron
los ángeles a abrir la puerta y entró. Y bajó San Pedro y le dió tres bolitas
de oro. Y ya le dijo San Pedro:
-¿Por cuáles escaleras
quieres subir, por las de oro o por las de plata?
Y ella dijo:
-Por cualesquiera.
Y subió la niña y allí se
quedó. Y se puso la niña a jugar con sus tres bolitas de oro y empezó a cantar:
-Estas tres bolitas de
oro, que San Pedro me las dió, para mi padre y mi madre, para mis hermanas no.
Estas tres bolitas de
oro, que San Pedro me las dió, para mi padre y mi madre, para mis hermanas no.
Y al terminar de cantar,
cáesele una de las bolitas pa abajo. Y cayó en el infierno y la cogió el
diablo. Y entonces se puso a cantar la niña:
-Estas dos bolitas de
oro, que San Pedro me las dió, para mi padre y mi madre, para mis hermanas no.
Estas dos bolitas de oro,
que San Pedro me las dió, para mi padre y mi madre, para mis hermanas no.
Y al terminar de cantar,
cáesele otra bolita de oro pa abajo, y el diablo la cogió también. Y entonces
se puso a cantar la niña:
-Esta bolita de oro, que
San Pedro me la dió, para mi padre y mi madre, para mis hermanas no.
Esta bolita de oro, que
San Pedro me la dió, para mi padre y mi madre, para mis hermanas no.
Y al terminar de cantar,
cáesele ésta también pa abajo, y el diablo la cogió también, y se quedó la niña
sin bolitas.
Y ya empezó la niña a llorar
y cantar:
-Aquellas tres bolitas de
oro, que San Pedro me las dió, se me cayeron pa abajo. Sin ellas, ¿qué haré yo?
Aquellas tres bolitas de
oro, que San Pedro me las dió, se me cayeron pa abajo. Sin ellas, ¿qué haré yo?
Y San Pedro la oyó llorar
y cantar y vino y le preguntó por qué lloraba y cantaba así. Y cuando ella le
contó lo que le había pasao, fué San Pedro y cogió una caña muy grande y le dió
al diablo unos cañazos muy fuertes, y el diablo le dió las tres bolitas de oro
y San Pedro se las devolvió a la niña.
Y cuando se fué San
Pedro, empieza la chica a cantar otra vez:
-Estas tres bolitas de
oro, que San Pedro me las díó, para mi padre y mi madre, para mis hermanas no.
Estas tres bolitas de
oro, que San Pedro me las dió, para mi padre y mi madre, para mis hermanas, no.
Y cuando cantaba, jugaba
con las bolitas y las tiraba pa arriba y las cogía en las manos. Y de contento
no veía ande tiraba las bolitas y cayó una en un cristal y lo rompió. Entonces
se puso a llorar y vino la
Virgen y le dijo:
-¿Por qué lloras, niña?
Y le contestó la niña:
-Porque estaba jugando
con mis tres bolitas de oro y se cayó una en un cristal y lo rompió.
Y la Virgen le dijo:
-No llores, niña, que San
Pedro lo arreglará.
Y ya después de mucho
tiempo, le dijo San Pedro a la chica que tenía que regresar al mundo. Y se fué
la niña con sus tres bolitas de oro.
Y llegó a su casa y le
contó a su madrastra todo lo que le había pasao. Y la madrastra, de rabia que
tenía con ella, le dijo que pa qué le había dado los higos a la Virgen , y la llevó y la
enterró viva en un trigal con sus tres bolitas de oro.
Y ya se fué la madrastra,
creyendo que ya estaba muerta. Pero la niña seguía viva enterrada en el trigal.
Y el pelo de la niña creció por la tierra con el trigo.
Y logo fueron los
segadores a segar el trigo. Y cuando llegaron ande estaba enterrada la niña y
segaban el trigo junto con su pelo, la niña cantaba:
-Segadores que vais a segar,
no seguéis mi lindo pelo,
que la tuna de mi madre
me enterró por higo y medio.
Y los segadores hicieron
cído y ya oyeron bien las voces de la niña. Y dieron parte y vinieron los del
pueblo y sacaron a la niña, que estaba viva, y salió riendo con sus tres
bolitas de oro.
Y a la madrastra la
quemaron viva.
48. Cuento popular
48. Cuento popular
Fuente:
Aurelio M Espinosa
003. España
No hay comentarios:
Publicar un comentario