55. Cuento popular
Había una vez una pega
que vivía en un ponjo, donde tenía un nido con varios peguitos. Todos los días
venía un zorro y le decía a la pega:
-Peguita, dame un peguito,
que si no, te corto el ponjo.
La pega, con grande dolor
de su corazón, le tiraba del ponjo un peguito y el pícaro del zorro se lo
comía. Volvía el zorro y pasaba siempre lo mismo. El zorro le decía a la pega
que le diera un peguito y que si no, le cortaba el ponjo, y la pega, con grande
dolor de su corazón, le tiraba uno.
Ya el zorro acababa con
los peguitos, cuando llegó un día a visitar a la pega su primo, el alcaraván.
Cuando éste se enteró de lo que pasaba, le dijo a la pega, su prima:
-Si el zorro viene otra
vez, no le des un pegczito. Y si te dice que te corta el ponjo, le dices tú:
«El hocil sí corta el ponjo,
pero no el rabo (d)el raposo.»
Se fué el alcaraván, y a
poco llegó el zorro y le dijo a la pega:
-Peguita, dame un peguito,
que si no, te corto el ponjo.
Y la pega le respondió
como le había dicho su primo, el alcaraván:
-El hocil sí corta el ponjo,
pero no el rabo (d)el raposo.
El zorro le dijo entonces
a la pega:
-¿Quién te ha dicho que
me dijeras eso? Seguramente fué tu primo, el alcaraván. Pues yo le pillaré c
arriba en un cascajal.
Y con efecto, el zorro se
dió mañana para coger al alcaraván. Le cogió y se lo tragó vivo. Y el pobre del
alcaraván le decía desde la tripa:
-Suéltame, hermano zorro.
Déjame salir.
El zorro se negaba a
ello, y por fin le dijo el alcaraván:
Ya que no quieres dejarme
salir, por lo menos vete delante del ponjo de mi prima, la pega, y grita, desde
allí bien alto, para que todos se enteren: «¡Alcaraván comí!»
Así lo hizo el zorro. Fué
y se puso delante del ponjo de la pega y gritó muy alto:
-¡Alcaraván comí!
Pero al gritar, abrió la
boca tan grande, que el alcaraván se escapó y exclamó:
-¡A otro, que no a mí!
Fuente:
Aurelio M Espinosa
003. España
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