Sebastián
era un zorrito muy parecido a sus demás hermanos. Sin embargo, su
comportamiento era muy diferente. Mientras los demás jugaban a
pelearse, él prefería el escondite. Cuando salían a cazar, él
buscaba a alguien que quisiera jugar a los dados.
Un
día, mientras paseaba solitario por la orilla del río, se encontró
con unos patitos. Se agarraron a su cola con el pico mientras él
nadaba por el agua clara. Después, se subieron a su espalda para
montar a caballo. Y Sebastián les dejaba jugar. Después, se
encontró con unas ardillitas con las que jugó al potro durante
horas.
Poco
después, tuvo que volver a casa. Les preguntó a sus nuevos amigos
si podía volver al día siguiente. Estos aceptaron encantados y
Sebastián nunca más se sintió solo.
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anonimo cuento - 063
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