Leonardo
el perezoso vivía con su madre, que era muy pobre. No sólo era
perezoso, sino que además era vanidoso. Era un chico guapo y odiaba
tener que vestir con andrajos.
-¡Madre!
-solía preguntar. ¿Puedes darme dinero para comprar ropa?
-¡No
seas bobo! -le contestaba su madre. Tenemos el dinero justo para
vivir. ¿De dónde quieres que saque dinero para comprarte ropa?
Un
día, el tío de Leonardo murió dejándole algún dinero. Fue a la
ciudad, compró una camisa y unos preciosos zapatos verdes. El resto
del dinero lo gastó en un bonito pantalón rojo.
«¡Qué
guapo estoy! -pensaba al volver a casa. Mi madre se sentirá muy
orgullosa de su hijo cuando me vea.»
Pero,
cuando llegó a casa, su madre se enfadó. Lo agarró por la orejas y
le mandó que devolviera aquella ropa.
-¡Y
que sepas que el hábito no hace al monje! -le gritaba.
¡Cuánta
razón tenía!
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anonimo cuento - 063
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