Spot
era el perro de un niño llamado Nacho.
Un
día, Nacho tuvo que hacer la compra y se llevó con él a Spot. Lo
ató a una farola a la puerta de la tienda.
La
calle estaba completamente desierta y Spot fue el único que vio cómo
un hombre, en la acera de enfrente, forzaba la ventana de una casa y
se colaba dentro.
Spot
se puso a ladrar, como enloquecido. Nacho y el dueño de la tienda
salieron a ver qué era aquella algarabía.
Desataron
a Spot que, en cuanto se vio libre, se abalanzó sobre la acera
contraria y siguió ladrando con insistencia, sin dejar de mirar
hacia la ventana rota.
Nacho
se dio cuenta de que algo extraño ocurría y corrió a la tienda a
llamar a la policía.
Al
rato, el ladrón estaba ya entre rejas. ¡Bravo por Spot!
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anonimo cuento - 064
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