En
algunos países, el martes de carnaval los niños se disfrazan y se
montan a caballo unos a otros.
Un
día, en Alemania, un diablillo de verdad se coló entre un grupo de
niños para participar en sus juegos.
Invitó
al pequeño Marcos a subirse a su espalda para dar una vuelta. Lucía
observó que tenía pezuñas. Avisó a su hermano, pero este no quiso
hacerle caso y salieron corriendo.
Atravesaron
el pueblo y Marcos empezó a preocuparse.
-¡Para!
-gritó. Pero el diablo siguió su camino.
Marcos
estaba aterrorizado. Levantando la cabeza, vio las ramas bajas de
unos árboles centenarios.
Arrancó
una y se la tiró al diablo a los pies; la rama era tan pesada que el
diablo tropezó y cayó. Marcos cogió la rama, le dio otro golpe en
el pie y salió corriendo hacia el pueblo. Tanto daño le hizo, que
el diablo no pudo perseguirlo. Desde aquel día, el diablo cojea.
0.999.1
anonimo cuento - 063
No hay comentarios:
Publicar un comentario