Guillermo
y Cristina estaban solos en el mundo. Su padre había desaparecido en
un accidente y, poco después, su madre había muerto de pena,
dejándoles como única herencia una caja. Dentro, encontraron una
carta que explicaba que, si utilizaban las palabras mágicas, la caja
les daría toda la comida que necesitaran. Pero, antes de que
hubieran terminado de leerla, una ráfaga de viento se llevó el
papel, que cayó en la chimenea.
En
aquel momento, alguien llamó a la puerta y entró una ancianita. Les
pidió algo de comer.
Cristina
se dirigió a la cocina de donde cogió el último trozo de pan para
dárselo a la mujer.
-¿Por
qué no coméis conmigo?
-Porque
no nos queda nada -contestó Cristina.
-Vuestra
bondad se verá recompensada, -les dijo.
Entonces,
se convirtió en una hermosa mujer. Era, en realidad, su madrina el
hada: contenta de ver que sus ahijados eran tan buenos, les enseñó
las palabras mágicas.
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anonimo cuento - 063
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