Un
zorro se acercó un día al lago a calmar su sed. Una enorme rana se
encontraba allí tomando el sol y el zorro le dijo:
-Sal
pitando o te pillo. Soy más rápido que tú.
-Vamos
corriendo hasta la ciudad y, si gano yo, no podrás volver al lago
-contestó ella.
La
rana le dejó un poco de ventaja, después salió pisándole los
talones, pero el zorro no se dio cuenta. Unos metros antes de llegar
a la puerta de la ciudad, la rana dio un potente salto sobre la
cabeza del zorro de modo que, cuando este llegó, ella ya estaba
allí.
El
perplejo zorro cumplió su palabra y nunca más se acercó al
estanque. ¡Todavía en nuestros días, las ranas cuentan a sus hijos
esta hazaña!
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anonimo cuento - 063
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