Griselda
era una princesa. Cuando murió su madre, su padre volvió a casarse.
Pero la nueva esposa, celosa de la belleza de la niña, la echó de
la casa paterna.
Griselda
viajó por todo el mundo. Un día, un granjero la empleó para que
guardara sus gansos. Ella estaba muy orgullosa. El granjero tenía un
hijo que era muy guapo. Se enamoraron y se casaron y ella nunca echó
de menos su casa. Cuando llegó la noticia de la muerte de la reina,
Griselda se negó a volver a su casa.
-Prefiero
-decía- seguir cuidando gansos que convertirme en una reina triste.
0.999.1
anonimo cuento - 063
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