-Cuando
sea mayor seré reina de las nieves -dijo Ana a su amiga Clara. Me
casaré con el rey de los hielos y viviré en un castillo tallado en
cristal y diamante. Todos mis vestidos serán de un blanco
resplandeciente y llevaré abrigos de piel. Iré a todas partes en un
trineo adornado con campanillas de oro y, cada vez que tintineen,
todos mis súbditos sabrán que estoy cerca.
-¡]a,
ja, ja! -se echó a reír Clara. Hará tanto frío que tendrás
siempre la nariz colorada y las manos heladas. Yo me casaré con el
príncipe de la Primavera y haré que tu reino se derrita.
-No
te atreverás -se indignó Ana.
-Claro
que sí. Pero te prometo no hacerlo si tú, a cambio, no te casas con
el rey de los hielos.
-Si
de verdad cumples tu promesa... -concluyó Ana.
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anonimo cuento - 064
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