Antonio
era un niño que, un día, marchó con sus padres a la playa a pasar
las vacaciones de verano.
Pasó
muy buenos ratos. Había una piscina, donde aprendió a nadar, y una
feria con tiovivos y noria.
Se
pasaba horas en la playa, haciendo flanes y construyendo castillos de
arena.
Pero
llegó el último día y Antonio fue a dar un largo paseo por la
orilla del mar. Sólo pensar en volver le ponía triste.
De
pronto, vio a sus pies una hermosa concha dorada. La cogió y se la
metió en el bolsillo. En casa, se la enseñó a sus padres.
-Tienes
suerte -le dijo su madre. Es una caracola. Si te la acercas al oído,
podrás escuchar el rumor del mar que acaricia la playa.
Antonio
colocó la caracola sobre su oreja. ¡Era cierto! Ahora, cada vez que
se siente triste, coge su caracola y escucha en ella el batir de las
olas contra la playa.
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anonimo cuento - 063
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