Las
estrellas viven mucho tiempo, como todo el mundo sabe. Cuando Estela
la estrella tenía tres millones de años, tuvo que ir al colegio a
aprender a contar. Pero, en clase, no podía estarse quieta.
-¡No
seas mala, Estela! -gritaba el profesor. Había veces en que el
profesor, muy enfadado, la mandaba fuera de clase, al gran cielo azul
noche.
Disfrutaba
entonces de la deliciosa sensación de flotar en los aires. A
millones de kilómetros debajo de ella, los humanos la veían.
-¡Mira!
-decían. ¡Una estrella fugaz!
Si
algún día veis una estrella fugaz, no dudéis de que es, Estela que
se distrae durante la clase de matemáticas.
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anonimo cuento - 063
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