Dos
mosquitos que iban a casarse pidieron a la libélula que invitara a
los demás insectos a la ceremonia y al banquete que se celebraría
después.
La
libélula volaba bajo sobre las aguas, zumbando con todas sus fuerzas
para que todo el mundo se enterara de la noticia.
Después
de avisar al moscardón, pensó que había olvidado a las avispas.
Después se dio cuenta de que debía advertir también a los
abejorros. Tenía miedo de llegar tarde a la boda, pero había tantos
insectos que no quería olvidarse de ninguno.
Y
todavía no ha terminado. Si la veis volar, un día de verano,
comprobaréis que se precipita en una dirección para después
pararse de repente. Piensa que debe volver si quiere llegar a tiempo
a la boda.
0.999.1
anonimo cuento - 063
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